lunes, 11 de julio de 2011

¿Quién mató a Facundo Cabral?. Resumen de un artículo de José Antonio Gutiérrez D.

¿Quién mató a Cabral? Esa es la pregunta que todos se hacen. Fueron los sicarios, dicen unos. El narco, dicen otros. Una bala perdida, se escucha de los más cínicos. Una nueva víctima de Guatemala, un “Estado fallido” vociferan los periódicos argentinos. Pero quién en verdad mató a Cabral, fueron los mismos a los que él cantó sus prosas de crítica social.

¿Quién mató a Cabral? Los mismos que mutilaron y asesinaron al trovador chileno Víctor Jara y han convertido al cantante-guerrillero colombiano Julián Conrado en un detenido desaparecido.

¿Quién mató a Cabral? Los mismos que asesinan sindicalistas en Guatemala, país que ocupa, después de Colombia, el segundo lugar del mundo en el récord de sindicalistas asesinados. 16 sindicalistas fueron asesinados el 2009. 10 en el 2010. Y este año ya van por lo menos 5.  

¿Quién mató a Cabral? Los mismos que asesinaron salvajemente a unas 600 mujeres solamente el 2010.

¿Quién mató a Cabral? Los mismos que asesinan a cientos de campesinos mayas todos los años para despojarlos de sus tierras. Los mismos que desplazan a miles más para dar paso a la minería y los agronegocios.  

¿Quién mató a Cabral? Los mismos que, luego de graduarse de la Escuela de las Américas, asesinaron a más de 250.000 guatemaltecos, desaparecieron a más de 500.000, torturaron y vejaron a millones durante la guerra civil, desde finales de la década de 1950 hasta 1996. Y siguen matando…

¿Quién mató a Cabral? Los mismos que, teniendo los medios para acabar con la miseria, condenan a decenas de miles de guatemaltecos a la más brutal y sáduca de las muertes: a la muerte por hambre, a la muerte por carencias de todo tipo.

Acá no hay un misterio por resolver. Los que asesinaron a Cabral fueron los ricos, los poderosos, la oligarquía, los capitalistas, los imperialistas, de todos los pelajes, que han construido un “Estado fallido” a su gusto en Guatemala, y lo han hecho con la generosa contribución de Washington, sin ningún contrapeso desde la rendición de la insurgencia en 1996 (tome nota Colombia de lo que les espera si el conflicto se resuelve con una rendición según los términos del “presidente”). Son ellos, los poderosos, los que alimentan a las bandas de sicarios como ayer alimentaron a los escuadrones de la muerte. Esas bandas actúan con la total impunidad que les otorga el ejército y la policía, debidamente entrenados y adoctrinados por los EEUU en la era de la barbarie contrainsurgente.  

Las notas de prensa arrojan una cortina de humo sobre Guatemala, como si la violencia se redujera a una mera cuestión de narcos y mafias. “El primer narcoestado de América Latina” según la Nación de Argentina… olvidándose, claro de que ese dudoso honor lo ostenta Colombia desde comienzos de los ’90. “Un país gobernado por los Zetas”, dicen otros diarios, olvidándose que el control oligárquico en Guatemala es férreo, y que en realidad el territorio completo es gobernado por empresas trasnacionales que hacen y deshacen con las comunidades. ¿Con quién está aliado el narco? ¿Quién mantiene a los sicarios? ¿A quiénes matan las balas de la mafia? ¿Qué intereses se benefician y amasan riquezas con esta violencia?

Cuando se comiencen a hacer estas preguntas seriamente, tal vez logren encontrar la respuesta a la pregunta que todos hoy nos hacemos: ¿Quién mató a Cabral?

Para nosotros tú no estás muerto Facundo, hombre de canto fecundo. Para nosotros tú vives en los que luchan, en los que piensan con su propia cabeza, en los que desafían lo mismo a dictadores que a prejuicios milenarios. Junto a tantos otros trovadores de canto libre, como Víctor Jara, como tantos otros cuyo canto es una cadena sin comienzo ni final, donde en cada eslabón se encuentra el canto de los demás.  

Creen que te mataron, pero sencillamente te han elevado a la eternidad. Un artista, cuando no canta por cantar, nunca muere Facundo, nunca…


1 comentario:

Petri dijo...

"la Sociedad humana está tan mal por las fechorías de los malos como por el silencio de los buenos" Facundo Cabral