viernes, 2 de septiembre de 2011

El clientelismo político y la peculiar democracia española

Raul López Baelo - Kaos en la red (resumen)

No importa el sistema de gobierno imperante en una sociedad, en sus entrañas se esconde el mayor de los engaños. Sucios intereses comandan el destino de cada nación, en la actualidad el capitalismo devora poco a poco la moral que pudiese preservar tan corrompida sociedad.

La política es económica, pues en una sociedad donde el capital impera como forma de vida, se antoja imprescindible para los dirigentes un beneficio monetario... Por ello la ética social pasa a un segundo plano, y establece su prioridad el bienestar personal.

El capital mueve el mundo, y nosotros somos sus discípulos... No debemos dejar de repetir hasta la saciedad lo absurdo que resulta creer tener derechos, y más estrictamente considerarse ciudadanos libres.

El ansía de poder provoca situaciones como el clientelismo político. Entendiendo éste como un sistema consistente en el intercambio de favores. El poder político es el mayor negocio de la humanidad, pues la fuerza que un supuesto sistema democrático otorga es sólo comparable a la que pudiera llegar a tener el sistema capitalista.

Vivimos en una sociedad corrompida por los intereses socioculturales, cobrando una importancia trascendental la llamada contracultura. Sólo en ella podremos encontrar una posible salvación a un futuro ciertamente incierto... Cuando queremos ver más allá de lo estipulado, acusan al implicado de promulgar una conspiración. ¡Qué ironía!

Los beneficios sociales del poder residen en gran parte en el círculo de confianza del político en cuestión. En este momento se establece un nepotismo neoliberal consecuente con la moral contemporánea, en ocasiones ciertamente maquiavélica. Cuanto más capital, menos conciencia.

...lo estúpido e irreflexivo que resulta llamar democracia a esta mafia económica, a este círculo de sucios intereses. No logro esclarecer si vivimos en una cleptocracia, en una timocracia, en una plutocracia o en una meritocracia. Lo que es seguro es que como dijo el filósofo suizo Henri Amiel, sin querer renegar de las virtudes de la democracia, no debemos hacernos ilusiones acerca de su éxito moral mientras escasee las sabiduría y abunde el orgullo. Y en España, sobra patriotismo barato, y faltan bibliotecas.

Para leer el artículo completo, pincha en este enlace

No hay comentarios: