lunes, 26 de marzo de 2012

CIAO ANTONIO TABUCCHI


Entonces Pereira le tomó el pulso, pero la vida ya no corría por las venas./.Le cerró aquellos ojos claros abiertos y le cubrió la cara con la toalla. Después le enderezó las piernas, para no dejarle tan encogido, le enderezó las piernas para que quedaran enderezadas como deben estarlo las piernas de un muerto. Y pensó que tenía que darse prisa, mucha prisa, ahora ya no quedaba demasiado tiempo, sostiene Pereira.

2 comentarios:

Albino dijo...

Muy bien traido melastre.

Josefo el Apóstata dijo...

De: LA CABEZA PERDIDA DE DAMASCENO MONTEIRO:

"El tribunal entró y dio comienzo el proceso. Firminio pensó en encender la grabadora, pero al final renunció a ello, la sala no tenía buena acústica, él estaba demasiado lejos y sin duda la grabación hubiera quedado mal. Era mejor tomar apuntes. Sacó el cuaderno y escribió: La cabeza perdida de Damasceno Monteiro. Y después ya no escribió nada más, se limitó a escuchar."