jueves, 12 de junio de 2014

SALTARSE EL ESCALAFÓN


Uno de los múltiples privilegios de la monarquía hispánica consiste en el ascenso fulminante, no solo a la categoría regia como consecuencia de la sangre azul y la línea masculina, sino el ascenso fulminante en el ejército de forma y manera que, desde Fulgencio Batista que se ascendió de sargento a coronel (1933), no se había visto tal rapidez en el escalar del escalafón.
Resulta que Felipe (6) es en la actualidad teniente coronel del ejército de tierra y supongo que del aire, de la marina y de la infantería de marina y puede que incluso de la cruz roja, que no lo sé, porque ahora no debe haberlos. Pues bien, si todo se cumple como está previsto, el 19 de junio a más tardar habrá dado seis ascensos en un solo día, tantos como Fulgencio.
Pasará de teniente coronel a coronel, a general de brigada, de división, a teniente general, a general del ejército y a capitán general. Es decir, como papá y ese abuelo putativo, se habrá convertido en Generalísimo de los ejércitos, cosa que tiene su guasa en pleno siglo XXI.
Mi duda es la siguiente, ¿será también arzobispo general castrense?. Para mear y no echar gota...

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