jueves, 5 de septiembre de 2019

GUERRA EN EL IMPERIO CATÓLICO


Tomado de eldiario.es

Hace justo un año, mientras regresaba de un durísimo viaje a Irlanda en el que tuvo que enfrentarse con la lacra de los abusos a menores, y al tiempo que veía la luz el 'Informe Pensilvania' –en el que se demostraba que más de un millar de sacerdotes habían violado a niños durante décadas, con total impunidad–, el ex nuncio Carlo Maria Viganò lanzó la que se esperaba fuera la 'bomba definitiva' contra el pontificado del Papa Francisco. Una dura andanada, cuidadosamente elaborada por los sectores más ultracatólicos de la Curia vaticana, con el apoyo de grupúsculos mediáticos orquestados por el ex asesor de Donald Trump, Steve Bannon. En ella, acusaban a Jorge Mario Bergoglio de encubrir los abusos sexuales de un cardenal norteamericano, Theodore McCarrick, al que meses atrás él mismo había expulsado de la Iglesia.

Sin embargo, la jugada no salió bien: casi de inmediato, Viganò fue desacreditado, y las supuestas pruebas contra Francisco jamás aparecieron. Es más: se comprobó que Bergoglio sí había actuado contra McCarrick, quitándole la condición de cardenal, mientras que había sido el propio Viganò –defenestrado por el Papa como nuncio de EE.UU.– quien no había hecho cumplir unas supuestas sanciones impuestas por Benedicto XVI.

La situación ha llegado a tal punto que el propio general de los jesuitas –la mayor congregación religiosa del mundo–, Arturo Sosa, denunció hace unos días en el Meeting de Rimini la existencia de un "complot" en el interior de la Iglesia para "que el Papa Francisco renuncie". "Él no lo hará", subrayó el llamado 'Papa negro', quien advirtió que la lucha va más allá: "Creo que la estrategia final de estos sectores no es tanto forzar al Papa Francisco a renunciar, cuanto afectar a la elección del próximo pontífice, creando las condiciones para que el siguiente Papa no continúe profundizando el camino que Francisco ha indicado y emprendido en su lugar".

¿Y en España? Como ya desveló eldiario.es, no son pocos los prelados que muestran, en privado y con significativos silencios, su oposición a Bergoglio. Reig (Alcalá de Henares), Sanz (Oviedo), Herráez (Burgos), Demetrio (Córdoba) o Asenjo (Sevilla) son algunos de los más conocidos entre los obispos de hierro.

También, los en otros tiempos todopoderosos, cardenal Rouco Varela y obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino, ambos alineados en el sector más conservador, y que de cara a las elecciones de marzo buscan colocar al arzobispo de Oviedo como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal. De este modo, la Iglesia española se convertiría en la más potente de las iglesias occidentales en mostrar (sin decirlo abiertamente, pero sí con la fuerza de los hechos) su oposición al Papa Francisco.

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