Los obispos católicos del Estado de Washington y el gobernador demócrata Bob Ferguson han iniciado una batalla legal por una ley estatal que exige a los sacerdotes violar el secreto de confesión si se enteran de abuso infantil.
El jueves 29 de mayo, los obispos de las tres diócesis católicas del estado presentaron una demanda contra Ferguson, argumentando que “la ley del Estado de Washington no se trata de proteger a menores, sino de encarcelar a sacerdotes por seguir las antiguas prácticas de fe de la Iglesia”.
A principios de mayo, el Senado votó una ley que obliga a denunciar los abusos o la negligencia de menores y equipara las obligaciones de los sacerdotes a las del personal escolar, las enfermeras y los psicólogos, sin ninguna atención al secreto de la confesión. El arzobispo de Seattle, Paul Etienne, había intentado, junto con obispos de otras diócesis, reunirse con el gobernador Ferguson para discutir sus preocupaciones, pero la solicitud no recibió respuesta. Probablemente sea esta falta de diálogo la que ha acelerado la decisión de recurrir a la vía judicial.
En la demanda, presentada en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos, en Tacoma, los obispos no se anduvieron con rodeos y denunciaron un “acto flagrante de discriminación religiosa” contra la Iglesia Católica Romana. “Sin ninguna base legal ni fáctica, Washington ahora presenta a los sacerdotes católicos romanos una elección imposible: violar 2.000 años de enseñanza de la Iglesia y enfrentar la excomunión automática o negarse a cumplir con la ley de Washington y enfrentar prisión, multas y responsabilidad civil”, se lee en los documentos judiciales, citando ejemplos históricos de sacerdotes martirizados por negarse a romper el sello.
N.R. es el puto silencio cómplice aplicado por los curas católicos amparándose en sus enseñanzas...
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