Ahora el ruido de las crispaciones y los falsos peligros en la prensa manipulada oculta la información veraz sobre la realidad. Entonces no eran los ruidos, sino los himnos, y nadie leía noticias sobre el robo de niños pobres que hacían las monjas y las falsificaciones de partidas de nacimiento para que los matrimonios adinerados y estériles pudiesen tener herederos, o sobre el infierno de los homosexuales en las consultas psiquiátricas decididas a remediar su enfermedad con choques eléctricos. El cheque y los choques viven en todas las épocas, pero en las dictaduras tienen un impudor humillante y dañino.