
Vienen así, con pistolas: una en la mano para asaltarnos y otra entre las piernas… para asaltarnos. Nos están convenciendo de que el asalto es inevitable, e incluso debemos ser comprensivos, solidarios y manifestar nuestra conformidad. Cuando los bancos flojean es el Estado el que acude en su rescate para inyectarle tropecientos millones. Cuando el FMI, la bolsa de Villapardillo o de Hong Kong, Obama y su pastelera madre lo dicen; pues nada se recorta el 5-15% a funcionarios, se congelan pensiones, se limitan gastos sociales, se desintegra el “estado del bienestar” y punto. Ahora toca la reforma laboral: quieren despido gratis (o casi) y lo van a conseguir, es inevitable. Lo triste es que será un gobierno “socialista” el que lo lleve a la práctica pero, eso si, convencidos de que es inevitable, justo y necesario y que ellos son más solidarios que nadie porque se descuentan el 15%. Yo no quiero bajarme del mundo, quiero que cambie, quiero un mundo en el que no mande la tiranía del capital, en el que no sean las clases medias y bajas las que soporten la crisis. El Morgan me decía ayer: hace muchos años que no veía tanta gente buscando entre las basuras del Corte Inglés. El “fin de la historia” o la mierda de la “nueva historia”. La solución dentro de unos días.