lunes, 1 de noviembre de 2010

La virgen del Pilar se hace cliente del Santander

Poderoso caballero, don Emilio Botín. El arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, abría las puertas del Pilar para permitir la entrada al presidente del Banco Santander y a 2.000 de sus directivos, que andaban en la ciudad por una convención. El empresario quería entregar un manto a la Virgen. Un peculiar manto, más que nada porque en lugar de escudos o dedicatorias, llevaba... ¡el logo del Santander!
Pero no fue lo único sorprendente del día. El templo se había teñido del rojo corporativo de la firma --el mismo en las corbatas, en los pañuelos y en la bufanda de don Emilio--. Un color que, según Botín, a la Virgen le sentaba "muy bien". El protocolo del presidente del Santander invitó a las damas de la Virgen --a las de la vela, que no se mueven del altar-- a desalojar, para dejar despejadas las primeras filas. Y hasta se permitió el acceso al camerín para besar a la Virgen no solo al propio Botín si no también a varios de sus directivos. Un gesto que, habitualmente, está restringido a los miembros de la Casa Real, a autoridades eclesiásticas, como honor muy excepcional a algunas personalidades y a los niños que todavía no han hecho la comunión.

La noticia es del año 2008 y la publicó el Periódico de Aragón. La he traído como broma de algo que no me hace ninguna gracia: he leído en Público digital, que para los muy ricos ya se ha terminado la crisis económica, han vuelto a los mismos niveles de consumo, gasto y lujo que antes de la quiebra de Lehman Brothers. No creo que hayan sufrido mucho y además me importa una mierda. Lo que si me importa es que las medidas que está tomando el gobierno español, según economistas como Vicente Navarro, no solo no van a mejorar, sino que van a prolongar nuestra crisis: la de los trabajadores.