La frustración y la indignación son unánimes en muchas de las víctimas que aportaron su testimonio a EL PAÍS y luego se dirigieron a la Iglesia para corroborarlo, pero ahora descubren que no fueron creídas, según revela la lista interna de la gestión de cada caso publicada por este diario, que se puede consultar también al final de este artículo. Otras cuentan incluso que nunca les atendieron o se hizo de forma decepcionante. El informe Para dar luz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), publicado en diciembre, contabiliza por el momento solo 1.057 acusados ―aún deja fuera cerca de 400 casos conocidos, según la base de datos de este diario (clica en el enlace de arriba), que recoge todos los conocidos― y, de ellos, considera probados o verosímiles únicamente 358. Agustín José Llop relata que contactó con los mercedarios para denunciar los abusos que sufrió en los años setenta en el internado de Reus, “como catarsis, y para sumar, pero convencido de que de nada serviría”. Pero ahora su tristeza es mayor al ver la lista revelada por EL PAÍS: “Lo que más me duele es quedar como un mentiroso, con el daño que me ha producido de por vida. En fin, la Iglesia es como la banca, nunca pierde”. Los mercedarios no aparecen en la contabilidad de la Iglesia y este caso, oficialmente, no existe.
1 comentario:
Habría que devolver a todos esos pederastas el trato que dieron ellos a tantos y tantos cristianos, católicos, apostólicos y romanos que con su inocencia se ponían en sus manos creyendo en una religión falsa e inventada para hacerse con el poder de la sociedad...
Publicar un comentario