-El indio que se estaba muriendo y a quien el cura le llevó el viático. Como el camino era muy trabajoso, el cura perdió la hostia y al llegar al rancho, no encontrando otra cosa así delgadita que darle al enfermo agarró una cucaracha y le quitó un ala. El indio, en las últimas, mientras el cura le decía:
-Crees que éste es el cuerpo de N.S. Jesucristo
-Si, creo
-Crees que en este pedacito está su santísimo cuerpo
-Creo
-Crees en la vida eterna
-Creo
- Pues si es así abre la boca
En ese momento el indio, apartó la mano de cura diciendo
-Creo, pero no me lo trago
De la novela Hombres de maiz de Miguel Angel Asturias, lo he modificado un poco en aras de la brevedad
2 comentarios:
Jeje, muy bueno
Hasta ahora sólo había oido hablar de la piel de pandereta como sucedáneo de las ostias (por lo del chiste...), pero un ala costrosa de cucaracha..! Ni creo ni trago...
Es igual es la solución para los celíacos, que a los que Sanz Montes (futuro azote de los asturianos) negó el poder comulgar si no era con una ostia nornal.
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