Este es el título de un interesante artículo publicado por el Foro de Curas de Madrid, del que transcribo un resumen:
Cuando se utiliza esta calificativo para definir la postura actual de la Iglesia no hay que equivocarse: no se está hablando del conjunto de la Iglesia sino de la jerarquía, de sus seguidores y sus corifeos.
El término bunker tiene resonancias bélicas y designa un reducto en el que alguien se encierra para defenderse de quienes buscan acabar con él pero es a la vez un lugar desde el que atacar con ventaja al enemigo. Las dos posturas definen a la Iglesia de hoy. Se siente -y así lo proclama- atacada y acosada pero a la vez toma posiciones agresivas y beligerantes.
Ambas actitudes parecen contradictorias pero distan mucho de serlo. Por una parte este grupo de católicos asustados y temerosos, se cierra porque se siente víctima de una sociedad -así la ven ellos- agnóstica, laicista, relativista. Por otra se tiene por poseedor de toda y la única verdad, lo que les lleva al adoctrinamiento, al proselitismo y al enfrentamiento, buscando por todos los medios imponer en la sociedad sus posiciones, todas marcadas con el cuño preconciliar.
Las consecuencias:
La primera, la incomunicación entre la sociedad y la Iglesia, que ha llevado a ésta a ser una de las peor valoradas entre las instituciones públicas.
En segundo lugar, la alianza con el poder económico e ideológico y en concreto con la parte más a la derecha de éste último
Y en último lugar, pero no con menos resonancia: el fundamentalismo de los medios cercanos a la Iglesia o propiedad de la misma, que, afirmándose cristianos, no dudan en acudir al insulto, la injuria o la calumnia.
Todo esto provoca una reacción en cadena: la vuelta a una teología conservadora, a la más estricta concepción jerárquica, a la marginación de la mujer, al pretendido monopolio de la ética, a una visión negativa de la realidad, al pecado original, al sacrificio, a la obediencia, al ahogo y persecución de las bases críticas.
Luego continúa con: Cauas de esta situación. Culpa fundamentalmente a Juan Pablo II y Benedicto XVI en el Vaticano y a Pajarouco en España.
Termina con: ¿Qué salida tiene esta situación? Aboga por denunciar el Concordato, aliarse con organizaciones laicas en defensa de los derechos humanos y de los pobres y promover un modelo de Iglesia participativa en las parroquias.
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También existen estos foros de curas en Bilbao y otras ciudades españolas. No sé si están asociados con Redes Cristianas, pero parce que empiezan a salir con voces más altas y claras los creyentes laicos y religiosas que aborrecen a esa parte de su Iglesia heredera del nacionalcatolicismo. Como dice este artículo, citando a Mounier (filósofo cristiano), “el silencio ha llegado a ser insoportable”. De todas formas, creo que no se dejan oír lo suficiente.
A estas personas creyentes que se manifiestan tan contrarias a las posturas oficiales, desde foros laicos y no creyentes, se les invita a salir de ahí, a abandonar la iglesia oficial, yo mismo lo he hecho en alguna ocasión, pero la respuesta suele ser siempre la misma: “que se vayan ellos”. En fin, puedo comprenderlo, pero si fuera creyente, no lo compartiría, yo me iría y atacaría desde fuera.
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