Recibo una nota, con sello del premio nobel de medicina rumano Emil Palade, aunque no firmada por él, fallecido en 2008, sino por un tal Vlad (no se entiende bien), en la que me dice que no es el ajo --véase una entrada anterior del mismo título-- sino los Dioscuros, los responsables de que ciudadanos de Rumanía vengan a España.
Revisando la historia veo que sí, efectivamente: Castor y Pólux raptaron a las hijas de Leucipo, y se casaron con ellas. Por esto, los sobrinos de Leucipo (o pretendientes rivales), mataron a Castor. Pólux, que había recibido el don de la inmortalidad de Zeus, convenció a su padre para que lo concediera también a Castor. Así, ambos se alternaban como vampiros en Transilvania y como mortales fallecidos en el Infierno.
¡Ni ajo, ni ostias!, acaba diciendo.
2 comentarios:
Yo que pensaba que venían por el cobre...
Cuidado, Vlad "El Empalador", que lo mismo venía a redondearte el fistro...
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