Tomado de eldiario.es
La Iglesia no puede quedarse fuera de la resignificación del Valle”. Este fue el consenso alcanzado por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, durante una reunión que tuvo lugar el pasado 25 de febrero en el palacio de la Terzia Logia, y que sirvió para que Gobierno y Santa Sede rubricaran un acuerdo que permitió la salida del prior Cantera, la permanencia de los benedictinos en la basílica (que no será desacralizada) y la resignificación del complejo, que permitirá “intervenciones” en el vestíbulo, el atrio, la nave desocupada y la cúpula del templo.
No se impondrá la salida de los benedictinos del Valle, pero el ex prior Cantera y otros dos religiosos sí se irán en las próximas semanas, una petición expresa del Ejecutivo, que entendía que con “nostálgicos del franquismo” –tal y como los definió el ministro Bolaños la pasada semana– la resignificación no sería completa. Una postura que el Vaticano entendió, y que a las pocas semanas se tradujo en la toma de posesión del nuevo responsable de la comunidad, Alfredo Maroto, quien en sus primeras palabras se comprometió a que “la basílica sea un monumento a la reconciliación y un valle de paz”. Fuentes gubernamentales alaban la elección de Maroto, cuya actitud “facilitará el proceso” de resignificación. Tampoco habrá desacralización del templo, y mucho menos derribo de la Cruz del Valle, como habían augurado sectores vinculados a la ultraderecha eclesial.
En conversación con elDiario.es, fuentes episcopales lamentan que se haya hecho público el acuerdo, y subrayan la presión del Gobierno para desacralizar ante todo y expulsar la comunidad. Los movimientos se han dado, fundamentalmente, para salvar la basílica y asegurar la presencia de la comunidad, sostienen dichas fuentes.
1 comentario:
Insisto: la única solución es la demolición.
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