Tomado de religiondigital.org
Escándalo en Toulouse. Su arzobispo, Guy de Kerimel, ha nombrado nuevo canciller de la diócesis francesa. Se trata de Dominique Spina, quien tomará posesión el próximo 1 de septiembre. Hasta aquí, todo normal. ¿Dónde está el problema? En que Spina fue condenado en 2006 a cuatro años de prisión por violar a un adolescente de 16 años. Los hechos sucedieron hace 30 años, en 1993, cuando el sacerdote ejercía como director espiritual del joven en la escuela Notre-Dame de Bétharram, en Pau (diócesis de Bayona). El clérigo también ha sido nombrado responsable de la pastoral matrimonial de la diócesis.
Puede un condenado por abusos sexuales ostentar cargos de responsabilidad en la Iglesia? ¿Hasta dónde llega el perdón, la misericordia y la reiserción, y dónde empieza el escándalo? El prelado ha salido al paso de las acusaciones con un comunicado en el que reivindica el trabajo contra los abusos llevado a cabo por la diócesis, aunque recuerda que, tras un proceso canónico, "Roma no expulsó al padre Spina del estado clerical".
Pero qué ocurrió realmente? Los hechos probados muestran que Spina fue director espiritual del joven, que provenía de un entorno familiar problemático, y abusó de él entre 1992 y 1994. Tras esto, el clérigo impidió que el chico entrara en el seminario, aunque posteriormente fue admitido. Fue entonces cuando el seminarista denunció los abusos, siendo expulsado por "falta de madurez".
En 2002, finalmente, la víctima (que posteriormente, como ha sucedido tantas otras veces, acabó siendo acusado a su vez de abusos) presentó una denuncia penal, y Spina fue detenido, y condenado a cuatro años de prisión por lo que él describió como "una relación consentida". Durante el juicio, los peritos psiquiátricos advirtieron de las "disposiciones paranoicas, narcisistas y perversas", y la "ausencia de culpa" del clérigo, que dos años después de su entrada a prisión pasó a libertad condicional, siendo trasladado a la diócesis de Toulouse.
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