Siguen apareciendo nuevas denuncias por abusos sexuales ocurridos hace décadas en los seminarios de Astorga y La Bañeza Las secuelas producidas en esos niños son heridas abiertas en su salud a perpetuidad.
La llegada del Papa Francisco al Vaticano abrió una etapa de esperanza para la condena de los delitos y para la reparación de las víctimas. En España, al deseo papal le ha faltado la colaboración de los príncipes de las iglesias que dominan la Conferencia Episcopal, los arzobispados, las diócesis, los rectorados y las parroquias.
Sólo en España la cifra de víctimas de abusos sexuales en la Iglesia se acerca a los 3000. Los acusados -todos miembros de la Iglesia- superan los 1500. En la comunidad de Castilla y León esta cifra ronda el centenar y alrededor de veinte casos han sido denunciados en la provincia de León.
En León la primera denuncia contra un cura por pederastia es del año 2014. El proceso canónico concluyó que el sacerdote José Manuel Ramos Gordón abusó sexualmente de dos hermanos de 13 y 14 años, ambos seminaristas en La Bañeza. Varios compañeros denunciarían hechos similares un tiempo después. Por todo castigo, Ramos Cordón fue condenado a un año sin parroquia y a un mes de ejercicios espirituales.
El penúltimo caso está ahora en manos de la Audiencia de León, tras haberlo archivado sin investigación alguna el juzgado de Astorga. El denunciante es un sacerdote que asegura haber sufrido continuadas represalias tras su denuncia canónica por haber sufrido agresiones sexuales en su etapa de seminarista. Según él, los sucesivos cinco prelados de la diócesis de astorgana que conocieron los hechos optaron por la ley del silencio.
En el escrito formula acusaciones de acoso laboral y trato degradante contra el que fuera obispo de Astorga hasta el pasado mes de marzo, Jesús Fernández, hoy al frente de la diócesis de Córdoba.
Entre los años 2015 y 2019 la diócesis astorgana estuvo presidida por Juan Antonio Menéndez. Persona a la que la Conferencia Episcopal eligió para presidir la denominada Comisión Antipederastia. Me consta que a sus despachos llegaron innumerables denuncias y relatos de casos de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia. O no supo. O no pudo. O no lo dejaron cumplir con fidelidad el deseo moral, el deseo del Papa Francisco y la ley penal de levantar las sotanas podridas que ha habido en el seno de la Iglesia católica española. Su prematura muerte se llevó todos sus secretos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario