La Policía investiga a la cúpula del arzobispado de Zaragoza por un asunto de espionaje del que fue víctima una notaria destinada en uno de los tribunales de esa diócesis. Fuentes policiales confirmaron el inicio de las pesquisas, asignadas por el juez a la Unidad de Delitos Tecnológicos de la Policía de Aragón, y que incluirán, entre otras diligencias, el interrogatorio de algunos de los denunciados. Entre ellos se encuentran el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, y varios miembros de su curia.
La denuncia que originó la causa, admitida a trámite por un juzgado zaragozano, narra cómo varias conversaciones de la línea privada de Whatsapp de la notaria, M. C. A., fueron aportadas como prueba contra ella en un proceso canónico tras haber sido extraídas del ordenador que la funcionaria diocesana utilizaba en su puesto de trabajo, en el que tenía instalada la versión para ordenador de esta aplicación de mensajería.
La acusación mantiene que el volcado de esas conversaciones desde el ordenador sin el consentimiento de su titular, del que da fe la causa canónica, puede suponer un delito de descubrimiento y revelación de secretos. El Código Penal asigna condenas de hasta siete años de prisión a los delincuentes que cometen este tipo de delitos cuando su conducta se ve agravada por una componente ideológica o de creencias.
N.R. Yo no me creí nunca lo del secreto de confesión. Son unos putos cotillas...
1 comentario:
Estoy seguro que el padre Ciordia de la Compañía, además de matarse a pajas en el confesionario, se lo contaba todos a sus colegas en la sacristía. Otro espía en la sociedad oscense de la época. Y qué mal le olía el aliento al cabrón.
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