jueves, 22 de febrero de 2024

EL FUNERAL DE CECILIA EN N.Y.

Tomado de lavanguardia.com
 
Eso que se dice genio y figura hasta la sepultura va que ni pintado con Cecilia Gentili. En vida dio que hablar y una vez muerta la lió con lo más sagrado. El jueves 15 de febrero, más de un millar de personas asistieron a su funeral en la catedral de Saint Patrick, hito religioso y turístico de la Quinta Avenida de Manhattan, sede de la archidiócesis de Nueva York.

Además de actriz, Gentili fue una reconocida activista transgénero y ex prostituta, que luchó por los derechos de los que cambian de identidad de género, por las trabajadora sexuales y los que viven con el virus del sida. También era una atea reconocida, tema en torno al que construyó un show teatral en solitario en el Off Broadway.

Falleció el 6 de febrero en Nueva York, a los 52 años, ciudad en la que disfrutaba de popularidad. Nació como hombre en Argentina, donde ya salió del armario. Recibió asilo en Estados Unidos en el 2012, según la prensa local, después de vivir indocumentada durante más de una década, circunstancia por la que empleó sus experiencias y energías para ayudar a otras personas en situaciones similares a las suyas.

El funeral en Saint Patrick no ha dejado indiferente. El templo es uno de los principales referentes del catolicismo en Estados Unidos. No hace tanto, en el punto álgido del contagio del virus que estigmatizó a los gais, este templo mantuvo una postura combativa contra la homosexualidad y el uso del condón, oposición que encolerizó al colectivo. Que ahora permitiese el funeral se interpretó como un gesto de apertura y de contrición. El cardenal Timothy Dolan, que en su día sonó como posible Papa, sostuvo que la Iglesia debía ser más acogedora con los homosexuales.

Muchos de los asistentes a la despedida eran personas transgénero. Predominaron los trajes atrevidos, minifaldas brillantes y camisas escotadas, sin mangas, medias de red o estolas de piel. Tarjetas de recordatorio y fotografías junto al altar, cerca del féretro, en las que Gentili parecía tocada con un halo, junto a carteles, escritos en español, en los que se leían las palabras “travesti”, “puta”, “bendecida” y “madre” por encima del texto del Salmo 25 (“A ti, oh Jehová, elevaré mi alma...”). Las imágenes despertaron numerosas críticas del sector católico conservador, que interpretó que le habían metido un gol por toda la escuadra a la Iglesia.

Así que este fin de semana, la catedral celebró la que se ha calificado de “misa rara” para “reparar” el desaguisado que provocó el funeral de Gentili, al considerar “conducta escandalosa” de los que asistieron a ese homenaje póstumo. El párroco, el reverendo Enrique Salvo, dijo que, a petición del cardenal Dolan, se ofreció una misa para rezar por el perdón después de lo que muchos católicos consideraran lo ocurrido una profanación.

“Gracias a todos los que nos habéis hecho llegar y compartir nuestra indignación por el funeral que se celebró aquí en Sant Patrick”, señaló. “La catedral solo tenía conocimiento de la petición de la familia y amigos para celebrar ese funeral y no sabía nada de que nuestra bienvenida y oraciones serían degradados de una manera tan sacrílega y engañosa”, subrayó el reverendo Salvo en un comunicado. El cardenal no se ha pronunciado directamente sobre el asunto de la polémica.

A los sacerdotes que celebraron el servicio se les indicó que no dijeran en ningún momento que Gentili era transgénero. El portavoz de la archidiócesis, Joe Zwelling, terció que la iglesia no tenía problema alguno con la identidad sexual de la difunta, sino con las acciones de los dolientes.

En las redes sociales hubo cuantiosas quejas de feligreses, tanto por el vestuario como por el lenguaje “grosero” utilizado en el mismo altar durante los homenajes. No gustó que a la fallecida la trataran de santa o que versionaran una canción católica para honrar al colectivo LGBTQ. Y Gentili, en la eternidad, disfrutaba de su última función.

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