
No son champiñones de cultivo, no. Son las bolas de hielo que tiraba una enorme pedregada que acaba de caer en Vitoria. Es el castigo divino por el acto de homenaje a los curas fusilados por Franco. Rouco ha pedido a Dios un escarmiento por semejante agravio y Dios se lo ha concedido. La CEE todavía no se explca en qué estarían pensando los obispos vascos para homenajear a esos curas rojos y separatistas. Por algo no han sido beatificados como los curas de verdad, los verdaderos mártires de la cruzada...
3 comentarios:
Ostia ¡qué pedregada!, vas a tener que ir a la misa de la plaza la blanca con casco. Haz unas afoticos pal recuerdo antiklerical, si es que vas, claro.
Maceta de geranios escachada.
Buena foto, Josefo
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