Los partidarios de las ideas darwinistas fueron reprendidos por miembros de la Iglesia Católica. Un caso célebre fue Gregorio Chil en Las Palmas, quien a comienzos de 1876 inició la publicación, en fascículos, de una Historia natural de las Islas, donde mantenía posiciones evolucionistas. Publicado el 10º fascículo, el arzobispo José Mª de Urquinaona, escribió una pastoral prohibiendo a los fieles la lectura de la obra y ordenando la devolución de los fascículos adquiridos al arzobispado o a los párrocos; el de San Telmo, en Las Palmas, al pronunciar el nombre de Chil, fue sorprendido por un perro que saltó al altar y comenzó a ladrarle.
La prensa reflejó lo ocurrido así:
"Parecía combatir abiertamente el veto eclesiástico, pudiendo a duras penas terminar el sacerdote la lectura de la pastoral, contrariado por el can, lo que produjo la hilaridad en el auditorio. Éste suceso se ha interpretado de dos modos: unos han creído que Satanás, por boca de un gozque, se declaraba en contra del mandato episcopal, y otros, que el sentido común se expresaba por conducto canino".
Copiado de una conferencia de Alberto Gomis, dada en La Residencia de Estudiantes (Madrid) y publicada en el libro Desde la memoria (En torno a Darwin), (pag. 132 y 133), con motivo del 150 aniversario de la publicación de "El origen de las Especies"
1 comentario:
Pues si va de homenaje la cosa, uno sacado del blog republicavirtual
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