No es la primera vez que el obispo de Córdoba, nombrado en febrero de 2010, se descuelga con unas declaraciones de similar calibre. Un año después de ser investido escribió que la Unesco tenía un plan para “hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual”. Fernández también avivó, al poco de llegar a Córdoba, una polémica sobre la manera de llamar a la mezquita de la ciudad, actual catedral. Propuso cambiar los carteles de Córdoba y la señalización turística para que no hubiera dudas de que la Mezquita de Córdoba es un templo cristiano.
Fernández nació en Puente del Arzobispo (Toledo) en 1950, se licenció en Teología Dogmática en la Pontificia Gregoriana de Roma, ha sido profesor de Cristología en el Instituto Teológico San Ildefonso de Toledo y miembro de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Siendo obispo de Tarazona (Zaragoza), fueron notorias sus duras críticas en 2008 al libro Jesús. Aproximación histórica, escrito por el teólogo José Antonio Pagola, que presentaba a su protagonista como un ser excepcional, defensor de las víctimas y ajeno a las jerarquías.
Hoy, Fernández critica en su carta la libertad sexual individual: “Una de las ideas que más se gritan con ansia de libertad es ‘Yo soy mía/mío, y con mi cuerpo hago lo que quiero”. Por contra, el obispo subraya las palabras de San Pablo: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo… que habita en vosotros? No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros”. Tras defender el rol que juega “el Evangelio de Jesucristo (...) en todos los ámbitos de la persona, también en el campo de la sexualidad”, el obispo de Córdoba hace un canto a la castidad. “La castidad es la virtud que educa la sexualidad, haciéndola humana y sacándola de su más brutal animalidad. Cuando la sexualidad está bien encauzada, la persona vive en armonía consigo misma y en armonía con los demás, evitando toda provocación o violencia. La castidad viene protegida por el pudor. Cuando la sexualidad está desorganizada es como una bomba de mano, que puede explotar en cualquier momento y herir al que la lleva consigo”, escribe.
Una castidad que reivindica “para la persona soltera, en la que no hay lugar para el ejercicio de la sexualidad, para la persona casada, que ha de saber administrar sus impulsos en aras del amor auténtico, para la persona consagrada, que vive su sexualidad sublimada en un amor más puro y oblativo”.
5 comentarios:
@PPiolineitor
El Sinjaula
¿Es un psicólogo? ¿es un sociólogo? ¿es un logopeda? ¿es un filósofo? ¿es supermán? ¡no! ¡Es Monse Deme, el Obispo! http://t.co/mSp7qSTZ
Este obispo debe entrenar para ser cada día más tonto.
qué va! ya ni entrena, es todo un virtuoso en la gilipollez supina, le sale sin previo ensayo, de forma natural. jejeje
Demetrio, además de un poco cerdo, está muy contento con sus declaraciones
Demetrio es mi ídolo
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