Tomado de elpais.com
Para entender esta historia de manipulación y silencios hay que remontarse a 2013. Donoso, de 68 años, ofrece entonces a un matrimonio rumano sin recursos alojarse en la parroquia de Mengabril, un pueblo de casas bajas de 500 habitantes. La pareja tiene tres hijos. Todos menores. El religioso se convierte en su protector. Costea su alimentación y ropa. Supervisa la burocracia. E, incluso, controla la educación de los jóvenes. Los padres le llegan a autorizar para ello en un notario.
Pronto el cura siente debilidad por uno de los chicos. Le acompaña al colegio y le compra ropa de marca. Falsifica justificantes médicos para que los profesores crean que está enfermo. Y, tras seis meses de convivencia, comienzan los abusos. “Llegó a pasar la noche y a dormir en la misma cama”, recoge la sentencia, que insiste en el "ánimo libidinoso" del pastor.
La siguiente secuencia se desarrolla en el centro religioso. La víctima es un monaguillo de 12 años que sufre un trastorno intelectual. “Se lo llevo a uno de los dormitorios de la casa parroquial de Mengabril, se acostó en una cama con él, y le pidió que le realizará una felación, cosa que el menor hizo”, recoge el fallo. Los psicólogos relataron el miedo del chaval de que su madre se enterara del episodio.
Las pesquisas sobre los abusos sexuales del párroco arrancaron en 2014. El periódico El País y el Ayuntamiento de Mengabril recibieron entonces una denuncia sobre la actividad delictiva del cura. El confidente anónimo, que coincidió con Donoso en 1981 en el Seminario Metropolitano de San Atón de Badajoz, advirtió del peligro al Ayuntamiento de Mengabril. “Les dije que tuvieran cuidado con Donoso porque a mí me puso la mano en la entrepierna. Y, cuando se la retiré, comenzó a maltratarme”.
Antes de desembarcar en Mengabril, José Donoso Fernández (Don Benito, Badajoz, 1948) trabajó como formador del Seminario Menor de San Antón de Badajoz y ejerció como profesor de Geografía, Historia y Arte. Pasó por los Institutos de Educación Secundaria (IES) Castelar (Badajoz), Santiago Apóstol (Almendralejo) y Albárregas (Mérida).
La Diócesis de Plasencia suspendió de sus funciones al cura cuando este periódico publicó el caso. El pastor ya era famoso en el pueblo por sus soflamas sobre las mujeres. “Tened cuidado, son muy putas” o "se casan por dinero", prevenía a los jóvenes.
1 comentario:
Menudo elemento el curita.
Publicar un comentario