Supongo que ya habréis leído este
artículo de Maruja Torres titulado "Queridos ayatobispos". Lo acabo de leer y es que no tiene desperdicio. Copio solo el final:
¿dónde os educan, de dónde salís? ¿En qué criadero os reproducís, criaturas mutantes que constantemente camináis hacia atrás, que os refociláis en el tenebrismo y que sólo entendéis el sacrificio de cintura para abajo y de libertad para arriba? ¿En qué lugar de vuestro organismo os colocan el resorte que hará que saltéis una y otra vez -retrocediendo, simultáneamente, a la oscuridad de los tiempos- para contarnos lo que opináis -vosotros, seres ociosos y empingorotados- de nuestras formas de vida? ¿Acaso el mecanismo se encuentra entre vuestras piernas, de ahí que os avise, con la frecuencia de la frustración, cuando oteáis que otros satisfacen su cuerpo de espaldas a vuestros anatemas?
Ésta es la carta que os dirige una mujer. Una simple mujer que ejerce el derecho a tutearos esgrimiendo, como razones, esos 13.266.216,12 euros que, durante todo este año, el Estado entregará mensualmente a la Iglesia católica, "a cuenta de la cantidad que deba asignar a la Iglesia por aplicación de lo dispuesto en los apartados uno y dos de la disposición adicional decimoctava de la ley 42/2006, de 28 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2007", según se determina en el Boletín Oficial del Estado número 315, del 31 de diciembre de 2011.
O sea: 13 millones, más un cuarto de millón, más 16.000, más 216 euros, más 12 céntimos. Al mes. De nuestros impuestos.
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