Al arzobispo de Madrid Antonio María Rouco el retiro le está produciendo un calvario. Las mayores críticas se centran sobre los lujos del piso al que se fue a vivir en febrero tras por su intención inicial de permanecer en el palacio arzobispal mientras su sustituto encontraba aposento en una residencia de ancianos y también por resistirse a la jubilación y por el enfado con que asumió la orden.
"El cardenal está viviendo un calvario lamentable", reconoce uno de sus más estrechos colaboradores. Al estupor de la jerarquía católica se une el bochorno de muchos fieles. "Cuando los dioses quieren destruir a un hombre, primero lo enloquecen. No encuentro otra explicación para las últimas decisiones de Rouco", opina el sacerdote Carlos F. Barberá, citando la famosa sentencia de Eurípides. "Quienes apostamos por una Iglesia equitativa e igualitaria pensamos que este despropósito merece un rechazo público, una denuncia profética y un escrache (intelectual, al menos)", concluye Redes Cristianas su editorial de esta semana. "¡Un escrache, por Dios!", lo titula.
"Que desmientan las informaciones y que Rouco abandone esa vivienda de lujo", reclama Fe Adulta, un portal digital promovido por religiosos numerosos laicos. Su directora está promoviendo la recogida de firmas para pedir al arzobispo de Madrid y al nuncio del Vaticano en España que terminen "con esta situación escandalosa".
Estos son los datos del piso de Rouco en la calle de Bailén, enfrente de la catedral de La Almudena. Valorado en 1,7 millones, tiene 370 metros cuadrados, con seis habitaciones, cuatro cuartos de baño y amplia terraza. Las obras de adaptación han costado 370.000 euros. La llegada del cardenal, junto a un secretario y dos religiosas para el cuidado de la vivienda, ha desalojado a cuatro sacerdotes. "Nadie puede entender que un cardenal jubilado viva a todo lujo. Cuando el Papa expresa su sueño de una Iglesia pobre entre los pobres, el cardenal se instala como un rico entre los ricos. Este mal ejemplo es especialmente llamativo en unos momentos en los que se demanda la ejemplaridad de las personas públicas y en los que muchas familias han perdido sus viviendas o se ven obligadas a acudir al amparo de familiares con bajas pensiones", escribe la responsable de Fe Adulta.
Los detalles del piso no han sido confirmados ni desmentidos por el arzobispado, pero parecen certeros.
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