Juan José Tamayo: "España todavía tiene pendiente de hacer su transición religiosa"
El referente de la teología progresista publica el ensayo La Internacional del odio, análisis de la expansión internacional del "cristoneofascismo": "El fenómeno tiene fuerza en España. Minusvalorarlo demuestra ceguera política". "La gran preocupación de la jerarquía es mantener privilegios", opina Tamayo, que detecta sintonía ideológica del episcopado con Vox y el lobby integrista.
Tras la calidez de su trato y el uso melodioso de las palabras, se esconde un pensador radical en Juan José Tamayo (Amusco, Palencia, 1946), el teólogo crítico con mayor repercusión de España, que alza la voz para reivindicar la necesidad de la herejía. Alarmado por el auge del "cristoneofascismo", la alianza entre derecha extrema e integrismo religioso que se extiende por Occidente poniendo en la diana al feminismo y la diversidad, Tamayo trae bajo el brazo La Internacional del odio, un ensayo escrito durante la reclusión, editado por Icaria.
Cuando llego a España (daba clases en una universidad brasileña) y estudio el fenómeno, compruebo que el cristoneofascismo es una religión extendida por el todo el mundo. Y que además cuenta con la legitimación y el apoyo de grandes dirigentes políticos en todo el mundo, empezando por el presidente de Estados Unidos. Y con apoyos políticos en España. Ahí me decido a escribir el libro.
La secularización es un avance muy importante, como ruptura de la confesionalidad, sea entre catolicismo y política, o entre islam y política... El problema es que el diagnóstico de los sociólogos de la religión de mediados del siglo XX no se ha cumplido. Su idea era que la religión debía recluirse en la esfera de lo privado, en el terreno de las creencias, en los ámbitos de culto y en el campo de la conciencia, porque siempre que interviene en el espacio público legitima dictaduras y regímenes autoritarios. ¿Qué sucede? Que no se cumple ese diagnóstico. Se creía que conforme avanzara el siglo XX la religión perdería significación política y el debate y reflexión sobre los grandes temas se expresaría en un espacio público autónomo. Pero a mediados de los 70 surge ese fenómeno que Gilles Kepel llama "la revancha de Dios", con la ocupación por parte de las religiones del espacio público como elemento fundamental de la identidad cultural de los pueblos. Surge el islam político, el islamismo. Te cuento una anécdota. Cuando viajo a Argelia a finales a principios de los 80, me doy cuenta de que los marxistas que había conocido diez años atrás habían prescindido en buena medida de este pensamiento, sustituyéndolo por el islamista. En el caso del judaísmo, lo mismo. Nace el Bloque de los Creyentes, organización sionista y terrorista. En Estados Unidos, donde el protestantismo había tenido un componente liberal con planteamientos bien ubicados culturalmente, se produce una explosión fundamentalista con Ronald Reagan. En cuanto al catolicismo, la elección de Juan Pablo II [1978] elimina el Concilio Vaticano II, que legitimaba la secularización, e inicia la neconfesionalización por áreas. Neoconfesionalización de la política, de la educación, de los medios, de la universidad. Y transcurre un tercio de siglo en que Juan Pablo II y su ideólogo, Ratzinger, forman un binomio involucionista. De modo que el pronóstico no se cumplió. Pero es que, además, era un diagnóstico peligroso.
Hay textos que dicen que España está protegida del virus cristoneofascista, por ser un Estado no confesional. Creo que no es verdad. En España no se ha producido la transición religiosa. No se ha hecho ni con los gobiernos de izquierdas ni con los de derechas.
Se ha producido la transición política, la autonómica, pero España todavía tiene pendiente de hacer su transición religiosa. Del Estado confesional, del nacionalcatoilcismo, al Estado laico.
Pues no se ha producido la transición desde el nacionalcatolicismo al Estado no confesional. Pero es que, además, para mí son lo mismo. Lo que pasa es que la derecha política y la jerarquía católica establecen esa diferencia, según la cual el Estado no confesional posibilita las relaciones con las religiones, mientras el laico va contra la religión. Es una construcción ideológica que no responde a la realidad. ¿Qué es el Estado aconfesional? El que establece el artículo 16.3 de la Constitución, es decir, el que no tiene religión oficial. ¿Y qué es un Estado laico? El que no tiene religión oficial. Lo demás es una guerra del lenguaje, para no usar la palabra "laico".
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