Así, casi como el que no hace la cosa, nos están llevando a una situación predemocrática. Yo, que a veces me he preguntado cómo fue posible que el fascismo llegara al poder sin una rebelión de las masas, ya lo voy entendiendo.
El señor Grifols, presidente de la farmacéutica Grifols, plantea que "se pague la donación de plasma entre 60 o 70 euros por semana a un posible donante, que, sumado al paro, es una forma de vivir". Puestos ya, ¿por qué no vender un ojo, una pierna, un riñón o un huevo? ¿Por qué no vender un hijo para ensayos clínicos? ¿Por qué no dedicar a los parados y paradas a la prostitución? ¿Por qué no habilitar camas de descanso eterno para estudiar los sueños?
Todo es mercancía y mercancía es todo para las élites, que han puesto a trabajar a sus mercenarios en los parlamentos en una suerte de trabajo a destajo en el que, viernes a viernes, van sacando decreto ley tras decreto ley de expropiación de los bienes materiales e inmateriales de los ciudadanos: aumentan la edad de jubilación, eliminan los derechos laborales y sindicales, nos imponen el copago (repago) sanitario, nos van desmantelando la enseñanza pública... Y mientras nos niegan el derecho al trabajo y a la vivienda van entregándole a la banca los recursos financieros públicos a fondo perdido. Alimentan a las multinacionales de los servicios estratégicos (luz, agua, telecomunicaciones, gas, petróleo...) con la imposición de cuotas abusivas a los consumidores. Amnistían a los ladrones fiscales y legislan contra las respuestas de los damnificados criminalizando hasta la resistencia pasiva e implantando la cadena perpetua.
Todo esto a través de una campaña de miedo, utilizando a los medios de control de masas incluido Internet.
En otras circunstancias estaríamos viviendo unos momentos prerrevolucionarios. En estas, donde los ciudadanos están desarmados de instrumentos de respuesta global, lo que estamos viviendo es una involución democrática. Las viejas instituciones de contrapoder que se enfrentaban a las élites están en descomposición y deambulan en la historia sin saber donde posesionarse.
Urge, es urgente la autoorganización de los de abajo. Existe capacidad intelectual y experiencia suficiente para que eso sea posible. Hasta este momento la defensa de los intereses de los ciudadanos, la resistencia frente al robo organizado está siendo puntual y descoordinada. Es necesario unificar las respuestas y tener un horizonte estratégico, que puede plasmarse en una nueva constitución profundamente democrática. La apertura de un proceso constituyente (constituyentes.org) es el paraguas del acuerdo común, una vez deslegitimada la constitución de 1978.
O convertimos la involución que estamos viviendo en una revolución democrática o la involución será total.
Asumir la realidad es imprescindible para este proyecto estratégico. Poner encima de la mesa del debate: la salida del euro, una auditoría sobre la deuda pública, determinar la responsabilidad de los culpables, paralizar el pago de la deuda, la vuelta al sector público de las empresas expropiadas a los ciudadanos, una banca pública, la naturaleza del estado y la estructura del mismo, los derechos fundamentales y exigibles de los ciudadanos, la soberanía popular... son imprescindibles.
Cada uno en su sitio y todos en un camino común, Proceso Constituyente.
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