miércoles, 4 de marzo de 2015

EL CREACIONISMO SIGUE AHÍ


Tomado de Juan Antonio Aguilera

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Mi alegría se desvanece cual Virgen curricular cuando veo que se sigue insistiendo en el creacionismo divino. Si miramos el currículo general para la Primaria, encontramos que no se habla nada sobre evolución (ni en Ciencias Naturales), de modo que durante esos seis años los niños se empaparán de creacionismo sin que ―según el currículo― nadie les explique la realidad de nuestros orígenes biológicos: venga Dios creador (que por esa razón es dueño de nuestra vida y de nuestra muerte), Adán, Eva, y gaitas celestiales como el pecado original.

También se insiste en los milagros, sobre todo en los de Jesús. Que hasta se lo podrán merendar, transubstanciación mediante, en cuanto confiesen a un cura incluso sus pensamientos y deseos más íntimos y hagan la primera comunión. Y podrán comunicarse con Él (esté dentro o fuera), así como con otros seres de ultratumba como Dios (que, con eso del trino misterioso de la paloma, también podrá estar en trance digestivo o no), los ángeles, los santos y la Virgen María. Perdón, María. Si con el creacionismo no había choque con las asignaturas científicas porque en estas se le deja el campo libre, con los milagros hay un problema. Cuando a los niños, o jovencitos, les hablen de la conservación de la materia y la energía, y de otras leyes y teorías físicas, químicas y biológicas, tendrán que seguirle la corriente a los desinformados profesores para aprobar, pues ellos sí saben que hay un montón de casos en que no se cumplen esas leyes y teorías: en los milagros. No hay más que pensar en el de los panes y los peces, el del agua convertida en vino, las resurrecciones, la virginidad de María o el alma inmortal. Ah, no, quizás estos dos últimos ya no (¿he dicho que tampoco sale el alma en el currículo?).
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