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martes, 17 de marzo de 2015
PROLIFERAN LOS CASOS DE PEDERASTIA EN BALEARES
Tomado de elperiodico.com
La proliferación de denuncias de casos de pederastia cometidos por sacerdotes ha desatado una profunda convulsión en la Iglesia en Mallorca. Cuatro religiosos investigados por la Justicia han sido apartados de sus funciones en los últimos tiempos en diversos puntos de la isla.
Hace apenas una semana, el obispo Salinas dio muestras de su firmeza con la orden de suspensión en sus funciones al prior del monasterio de Lluc, Antonio Vallespir, denunciado por un joven de 35 años por abusos durante su infancia. Según relató ante la Policía en Barcelona, donde ahora reside y sigue tratamiento psicológico, siendo cantor en la escolanía de LLuc y más tarde como residente en el monaserio Real, Vallespir abusó de él. La policía investiga ahora unos correos electrónicos aportados por la víctima. «Me comporté como un adolescente sin pensar que te estaba haciendo daño», admite en la misiva fechada el pasado septiembre el prior, quien se muestra como alguien «débil» y esperanzado de que el joven lo perdone: «Sé que no me devolverás mal por mal».
Otros casos judicializados que han puesto estos días en la picota a algunos miembros de la Iglesia han partido de exmonaguillos, como uno del municipio de Selva. Ha denunciado haber sufrido abusos perpetrados por varios curas de Mallorca entre 1987 y 1990, entre los que citó al rector del municipio, Antonio Cano, quien ha sido suspendido en sus funciones, y al rector de Sa Pobla, Joan Pons, quien dejó el cargo de forma voluntaria tras abrirle expediente el Tribunal Eclesiástico. A este último también le denunció el pasado 9 de marzo ante la Justicia un exmonaguillo de 32 años por presuntos abusos perpetrados en agosto y diciembre del pasado año. La situación le llevó al joven a consumir alcohol y pastillas y tuvo que someterse a una limpieza de estómago en el Hospital, según contó a la Guardia Civil, que prevé imputarle por dos delitos de agresión sexual.
El pasado lunes, la Audiencia de Palma vio indicios de criminalidad en el comportamiento del excura de Can Picafort, Pere Barceló, imputado por presunto delito de agresión sexual con penetración y otro de abuso sexual a una menor de 12 años. La denuncia partió de una joven que aseguró haber sido víctima de abusos a finales de los años 90 por el sacerdote en Can Picafort, donde ejerció hasta 2011. A su testimonio se sumaron luego dos víctimas más. La Iglesia de Mallorca lo expulsó en marzo de 2013.
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