sábado, 17 de noviembre de 2018

LA BLASFEMIA... NI EN IRLANDA


Tomado de lavanguarida.com

Los irlandeses decidieron en referéndum a finales de octubre eliminar de su texto constitucional el delito de la blasfemia. Un 64,85% de los votantes se mostró a favor de dicha eliminación y un 35% se opuso. Ahora bien, sólo un 44% del censo acudió a la urnas para expresar su opinión. Sería tal vez porque son otros los asuntos que les preocupan a los irlandeses, empezando por el dichoso Brexit que parece destinado a convertir en un magno lío la ahora casi inexistente frontera entre la República de Irlanda y los seis condados del Ulster, que aún pertenecen al Reino Unido.

Por otro lado, si se tiene en cuenta que la última vez que se acusó a alguien por blasfemia en Irlanda fue en 1855 -se trata del caso de un sacerdote ucraniano que se defendió aduciendo que si había quemado una Biblia fue por error, y finalmente fue absuelto-, sorprende que ese 44% se molestara en acudir a la urnas para depositar su voto.

Es más: en junio de 2017, una mayoría de irlandeses eligieron primer ministro a Leo Varadky, un médico de 38 años hijo de padre hindú y abiertamente gay. Y acaban de reelegir presidente de la República a Michael D. Higgins, un poeta de Limerick con fama de ser buen conocedor de la literatura española. Por tanto, quizá sepa el presidente Higgins algún detalle de las supuestas blasfemias de Willy Toledo o acaso habrá tenido ocasión de leer ‘Mi último respiro’, el imprescindible libro de memorias que tuvo a bien dejarnos el ateo por gracias de Dios Luis Buñuel.

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