Las sospechas rondaban al mito desde hacía tiempo. De hecho, el propio Abbé Pierre, fundador de los Traperos de Emaús, lo confesó poco antes de morir en un libro, titulado 'Dios mío...¿por qué', que podría considerarse su última confesión. Una confesión que, por lo que ahora sabemos, fue incompleta.
A sus 93 años, el sacerdote Henry Grouès, más conocido como Abbé Pierre - su nombre de guerra en la Resistencia francesa contra la ocupación nazi-, ha decidido despedirse con un acto de extrema sinceridad.
El célebre defensor de los pobres, fundador de las comunidades Emmaüs para dar cobijo a los sin techo, el hombre vivo más popular de Francia, expone sus reflexiones íntimas sobre la fe y la Iglesia en un libro expresivamente titulado "Dios mío... ¿por qué?",que apareció en las librerías de toda Francia. En el opúsculo, escrito por Frédéric Lenoir, director de la revista Le Monde des religions,el Abbé Pierre aborda sin tapujos algunos de las cuestiones más espinosas de la doctrina católica, desde el celibato hasta María Magdalena.
El viejo sacerdote admitió haber mantenido relaciones sexuales ocasionales con mujeres, vulnerando sus votos. El voto de castidad "no suprime en absoluto la fuerza del deseo, al que he cedido de forma pasajera. Pero nunca he tenido una relación regular, pues nunca permití que el deseo echara raíces. He conocido, pues, la experiencia del deseo sexual y de su muy extraña satisfacción", confiesa.
En todo caso, el Abbé Pierre defiende, más allá de su propia experiencia personal, que el celibato sea voluntario. "Conozco a curas que viven en concubinato con una mujer a la que aman desde hace años (...) y siguen siendo buenos sacerdotes", afirma, para sostener a continuación que "es necesario que existan en la Iglesia curas casados y curas célibes que puedan consagrarse totalmente a la plegaria y a los otros".
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