miércoles, 26 de septiembre de 2018

EXPOLIO DE LA IGLESIA

Tomado de elpais.com

Cataluña apenas ha levantado la alfombra y ya ha descubierto que la Iglesia católica ha puesto a su nombre 250 propiedades usando el famoso artículo 206, una norma franquista que les ha permitido inscribir en el registro bienes que no les pertenecen. El antiguo sindicalista Joan Casajoana, apoyado por la Unión de Payeses, ha peinado tres comarcas barcelonesas, el Bages, Berguedà y L’Anoia, 35 municipios, y está pendiente de acabar con Osona, que reúne unas 50 localidades más. El caso catalán suma al llamado “expolio de la Iglesia” algunas peculiaridades, propias del territorio. En esta comunidad, los agricultores descubrieron que el obispado de Vic estaba haciéndose con la propiedad de las pequeñas iglesias románicas que acompañan a las casonas de campo que a principios del primer milenio se constituían como pequeños municipios.

Esta es la razón de que el contraataque venga de la mano de los payeses. En una de las propiedades de Casajoana, donde en el siglo X sus antepasados ya eran labradores, la familia levantó una pequeña iglesia junto a la casa. Todo ello está ahora cedido a un centro excursionista para que, al menos, esté conservado. 70 días antes de que se derogara, en 2015, la norma franquista, el obispado de Vic se hizo con todo lo urbanizado en la finca de Serracanta, que incluye un coqueto cementerio. “Después de encontrarme con esta sorpresa fui a pelear al obispado, porque los Ayuntamientos aún no han despertado. Allí me enteré de que tenían un equipo técnico de cinco personas localizando propiedades para inmatricular [inscribir a su nombre]. No tengo papeles de la iglesia pero sí de la casa y me ofrecieron que me la devolvían si no iba a juicio con el templo. Les dije que eso era chantaje. Y no lo voy a pelear por ahora, porque creo que esto necesita una solución global. En seis meses vamos a tener los datos de toda Cataluña”, promete Casajoana.

La Unión de Payeses se ha reunido con los grupos parlamentarios catalanes y les ha arrancado el compromiso de que el Parlament solicite al Ministerio de Justicia todos los bienes apropiados por los obispos sin demostrar que son los legítimos propietarios. El espejo en el que se han mirado es Navarra, la comunidad que destapó este escándalo.

Entre pinares se va dejando atrás la finca Serracanta, con la iglesita a la que el abuelo Casajoana subía de noche para reparar los destrozos de las bombas de la Guerra Civil. “La Iglesia no pone ni un duro para reparar ni un tejado, incluso cuando ya lo han inmatriculado”, afirma el nieto.

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