Tomado de elpais.com
La Iglesia española no solo ha utilizado el sistema de cambiar a sacerdotes de parroquia, o destino dentro de una orden, tras ser acusados de abusos de menores. Otro patrón de conducta de las últimas décadas ha sido trasladarlos al extranjero. Así lo confirman fuentes de los organismos vaticanos de Tutela de Menores, que reconocen que pudo ser una táctica relativamente común en España y otros países. EL PAÍS ha documentado hasta 18 casos de curas denunciados o condenados por abusos que han recalado en otros países o han sido acusados o detenidos en el extranjero. En Chile, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, Honduras, Estados Unidos, Benín y Kenia.
Algunos fueron noticia en su día, pero no se siguieron sus pasos posteriores. Otros pasaron inadvertidos en España. También hay casos inéditos, a raíz de acusaciones de víctimas localizadas por este periódico, como dos salesianos del colegio de Deusto, en Bilbao.
Uno de los ejemplos más flagrantes es el de Jordi Ignasi Senabre, denunciado por un monaguillo de 13 años de Barcelona en 1988 y que se dio a la fuga. Este periódico le ha localizado en Ecuador, donde ha ejercido hasta hoy como sacerdote, y el obispado de Barcelona ha sabido en todo momento su paradero, según la diócesis ecuatoriana de Santo Domingo.
En los 18 casos analizados se distinguen dos tipos de situaciones: religiosos que son descubiertos en España y son trasladados al extranjero, y aquellos que son detenidos en otro país por estos delitos. Surge entonces la duda de si tuvieron acusaciones previas en su lugar de origen, como acaba demostrándose en ocasiones.
En cambio, la detención en Chile en 2009 de José Ángel Arregui, de la orden San Viator, destapó crímenes cometidos por el sacerdote anteriormente en España. Había denuncias en siete colegios por los que había pasado en País Vasco, Huesca y Madrid. Fue condenado en 2011, pero parte de los casos habían prescrito. Actualmente está en libertad, confirma su antigua congregación.
Para Gema Varona, experta en abusos de menores y presidenta de la Sociedad Vasca de Victimología, ha sido una conducta totalmente anómala y “vergonzosa”. Varona lleva años investigando los abusos en la Iglesia católica y está elaborando el primer estudio en España sobre el tema. “Es una práctica de la Iglesia católica documentada en muchos países, como Alemania y Bélgica. Lo perverso es que es una manera de que los abusadores continúen abusando, porque en estas personas siempre hay una continuidad, suelen seguir, y más aún si no ha habido un tratamiento y medidas adecuadas. Está entre los errores más graves por los que la Iglesia deberá pedir perdón algún día”.
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