Tomado de infovaticana.com
Jesús no es hijo de una mujer virgen. Fue concebido por María y José como cualquier otra persona y es “verdaderamente hombre”. La virginidad solo se asocia a María como metáfora para probar que Jesús era una persona muy especial. Estas son las palabras que el diario portugués Observador atribuye al obispo de Oporto, Manuel Linda, elevado al episcopado por el Papa Francisco, en un especial dedicado a ‘dudas’ sobre la Navidad histórica en la que consultan al prelado y al sacerdote y profesor de Filosofía Anselmo Borges.
Aunque fue creencia constante y frecuentemente citadas desde los primeros siglos del Cristianismo, la Virginidad Perpetua de María fue proclamado solemnemente como dogma -el segundo referido a María, después de su condición de Madre de Dios- en 649, en el Concilio de Letrán, con esta formulación: “Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”.
Pero el Obispo de Oporto sabe más, al parecer. El Observador transcribe que, pese a las palabras del relato evangélico de la Anunciación, “el obispo de Oporto nos advierte que “nunca debemos referirnos a la virginidad física de la Virgen María”.
“El Antiguo Testamento dice muchas veces que Jesús nacería de una doncella, hija de Israel, que sería sencilla, pobre y humilde”, sigue el obispo. “Pero en realidad eso es apenas una referencia a la devoción plena de esa mujer a Dios. El don de ser madre de Dios se le dio a María por tener un corazón indiviso”. Y continúa: “Tiene como certeza la existencia de mujeres con el hímen roto que son más vírgenes en el sentido de plena devoción a Dios que algunas con el himen intacto”.
El ‘padre’ Borges coincide plenamente con el obispo en esto y añade que “la teología no es un tratado de biología”, como si en el siglo 1 de nuestra el común necesitase un tratado de biología para saber que la concepción sin concurso de varón es naturalmente imposible.
Las palabras del obispo constituyen, si la publicación las ha recogido fielmente, una herejía no meramente material, sino formal, mediante la negación directa y pública de uno de los dogmas más antiguos de la Iglesia Católica.
3 comentarios:
Gracias por tu comentario. Feliz año
Este tontolaba ha superado las pajas que me hacía de joven. Qué imaginación!!! Debería de publicar un manual y repartirlo gratis en sus misas.
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