Darío Adanti, (Buenos Aires, 1971) es un ensayista que utiliza el cómic y la sátira o un dibujante de ensayos. Es uno de los fundadores y actual responsable de la revista satírica Mongolia, que ha sufrido numerosas demandas y querellas y ahora contraataca querellándose contra Abogados Cristianos por falsa denuncia. En su opinión el avance de la ultraderecha mundial se debe a que los multimillonarios no quieren perder sus fortunas adaptando la economía a lo que requiere la emergencia climática.
“Gracias al crowdfunding nos hemos querellado contra Abogados Cristianos por falsa denuncia. Hemos tenido querellas por ofensas a los sentimientos religiosos de varios grupos ultras, pero solo Abogados Cristianos, en la querella contra nosotros por ofensa los sentimientos religiosos, incluyó cosas sobre Mongolia falsas, acusaciones muy graves. Lo puso en la propia querella, con lo cual tenemos pruebas. Dijo que somos un medio financiado por el gobierno, lo cual es falso, y lo más grave fue que nos acusó de ser un vehículo de lavado de dinero del narcotráfico a manos del abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye. Boye fue abogado nuestro los primeros años de Mongolia, pero no tiene ninguna relación desde el año 2016, 2017. Es una acusación gravísima que no podíamos dejar pasar. No tienen clientes porque son tan malos que son capaces de incluir en una querella por ofensa a los sentimientos religiosos acusaciones gravísimas sin ninguna prueba. Son los peores abogados que ha habido en la historia de la abogacía en España y en el universo. Soy ateo, pero de existir Dios espero que nunca los quiera tener como abogados porque son malísimos. En el juicio final, si a Dios lo defienden los Abogados Cristianos, gana el diablo”.
Ese artículo 525 de ofensa a los sentimientos religiosos es la versión secular de la antigua blasfemia de épocas muy anteriores, cuando el Reino de España era el representante de la cristiandad en la tierra. La Iglesia iba junto al Estado y pecado y delito eran una misma cosa. La Constitución garantiza la libertad de expresión y este artículo la limita. Mientras exista va a ser difícil que la libertad de expresión realmente defienda nuestra libertad de opinar sobre algo tan opinable como es la religión. De hecho, si no pudiéramos hablar sobre la religión, nos arriesgaríamos a que, al final, grupos ultra terminaran convirtiendo la democracia en una teocracia. Es el riesgo, por ejemplo, que corre Estados Unidos ahora con la ultraderecha en el poder.
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