La visita de los Reyes a Catalunya, dentro de la gira por las diferentes autonomías, se ha limitado este lunes a un recorrido por el monasterio de Poblet, donde el actual Conde de Barcelona ha visitado el panteón de sus antecesores y otras dependencias del recinto. Algo más de una hora, sin más público que los representantes de los medios de comunicación, el abad Octavi Vila y el prior, Rafael Barrué y con la compañía del ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera. Al final del recorrido, el Rey ha escrito en el libro de honor del monasterio de Poblet para testificar su presencia en el lugar donde se custodian “a algunos de los antiguos reyes de la Corona de Aragón” añadiendo que Poblet “siempre guardará una parte importante de nuestra reserva espiritual.
Los Mossos d’Esquadra han establecido rígidos controles de seguridad que han impedido el acceso de varios grupos independentistas y antimonárquicos que, finalmente, han accedido, a través del campo, a unos doscientos metros del monasterio. Unas ochocientas personas, repartidas en varios grupos, han proferido gritos contra el Rey y, en un momento, se han enfrentado a otro grupo que, portando banderas catalanas y españolas, mostraban su apoyo a los Reyes. Los mossos han impedido el contacto entre los dos grupos, permitiendo el acceso hasta el frente del monasterio a las personas que lanzaban gritos en favor del Rey y de “Visca Catalunya” y “Visca España”, además de pedir a los Reyes que no abandonen a los catalanes que también se sienten españoles.
El panteón real, donde se encuentran enterrados los condes de Barcelona desde el siglo XIII al XV, ha sido la siguiente parada. Hace 40 años, Juan de Borbón, abuelo del Rey, que durante toda su vida utilizó el título de Conde de Barcelona, uno de los que ostenta el titular de la Corona de España, expresó su deseo de ser enterrado en el monasterio. Tras su muerte, en 1993, su hijo, el entonces rey Juan Carlos, quiso que fuera depositado en el panteón del monasterio del Escorial, otorgándole la dignidad de rey con el título de Juan III.
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