sábado, 24 de julio de 2021

PELAMINGAS

Tomado de elpais.com
 
Los maristas se han visto obligados a emprender una investigación interna de abusos de menores en el pasado que ya llega a 20 colegios de toda España, desde los años cincuenta hasta los noventa. Parte de testimonios contra 22 maristas y un seglar recabados por EL PAÍS, que ha verificado la información y la ha entregado a los maristas. La congregación, tras examinar su verosimilitud, ha comenzado a investigarlos, según ha confirmado a este periódico. La orden indagaba ya desde junio en cuatro colegios de Galicia, tras publicar este diario denuncias contra 13 religiosos, pero las acusaciones ahora se extienden a otros 16 centros más en toda la península. Hay al menos 18 víctimas contabilizadas por este diario. Los nuevos episodios se sitúan en León ―hay cinco acusados en un solo colegio―, Madrid, Barcelona, Valencia, Granada, Bilbao, Erandio (Bizkaia), Artziniega (Álava), Pamplona, Toledo, Badajoz, Málaga, Murcia y Elche. Abusos durante las clases, en aulas vacías, en los dormitorios de los internados. Del entrenador de baloncesto, el enfermero, el tutor o el sacerdote que prepara para la comunión. Profesores con fama conocida durante años, como el hermano Esteban Villalba, en Bilbao y Erandio (Bizkaia), apodado El Pelamingas. Protestas de padres y quejas de los alumnos que no servían de nada, si acaso solo para un traslado a otro centro. Los testimonios son de personas de hasta 74 años —médicos, profesores, empresarios...— que han guardado el secreto toda su vida. Algunos aún no se lo han contado ni a su familia.

En los últimos años habían salido a la luz 36 casos de maristas acusados, la mayoría en Cataluña, donde la orden pactó el pasado mes de diciembre una indemnización sin precedentes en España de 400.000 euros con 25 familias, por abusos de al menos 18 hermanos. La investigación de EL PAÍS dobla los casos conocidos hasta ahora y eleva ya el total a 71, localizados en 29 colegios (y un centro de colonias) de los 54 que posee la congregación en España. Es decir, en más de la mitad de los centros de esta orden hay acusaciones de pederastia. Hasta ahora solo los jesuitas habían realizado una mínima investigación interna, que el pasado enero admitió 81 víctimas desde 1927, aunque no dio nombres ni especificó el lugar de los hechos. De este modo, el total de los casos de abusos conocidos en la Iglesia española asciende a 353, con al menos 877 víctimas, según la contabilidad que lleva EL PAÍS ante la ausencia de datos oficiales o de la Iglesia, que se sigue negando a investigarlo.

Los maristas piden perdón a las víctimas y se ponen a su disposición a través de los correos electrónicos que cada una de sus cuatro provincias tiene para denunciar abusos, pues cada una investigará los casos que le corresponden. “Ante cualquier tipo de abuso o maltrato que se haya podido producir en nuestros centros, pedimos perdón a las víctimas por haberles fallado y no haber sido capaces de protegerlas y cuidarlas. Además, condenamos enérgicamente estos hechos, que nos entristecen y lamentamos profundamente, sean de donde sean y de cuando sean”, señala uno de los comunicados, todos de parecidos términos.

Sin embargo los maristas se han negado a dar información sobre los casos y el historial de los acusados, incluso algunas provincias ni siquiera aclaran si han fallecido o no. Alegan que se lo impide la ley de protección de datos. Es más, la provincia catalana afirma que no tomará medidas y admite que, en realidad, no ha investigado ninguno de los casos que ha conocido hasta ahora, a pesar de que los maristas de Cataluña han sido el mayor foco de casos de abusos conocido en España. Esta provincia asegura que hasta ahora ha denunciado los casos a las autoridades y que la comisión que creó en 2020 solo se ha centrado en escuchar a las víctimas y pactar compensaciones. No obstante, esta política desobedece al Papa y sus instrucciones sobre cómo abordar los abusos, que siempre deben investigarse. Al margen del acompañamiento a las víctimas, se debe abrir un proceso eclesiástico, según el canon 1717 del código de derecho canónico. Lo precisa aún más para las órdenes religiosas el canon 695. Por otro lado, el motu proprio Sacramentorum sanctitatis tutela, actualizado en 2010, ordena informar de inmediato al Vaticano. Los maristas catalanes admiten que no han hecho nada de esto. Preguntada al respecto, la provincia solo responde que “como instituto religioso laical y de derecho pontificio nos ajustamos a lo prescrito por el Derecho canónico”.

El colegio donde han aflorado más casos es el de San José, en León. Están siendo investigados cinco hermanos maristas. El escritor Luis González, de 69 años, cuenta que el hermano Isidro abusó de él en dos ocasiones en el curso de 1965 a 1966. “Me pedía que me quedara después de las clases con la excusa de repasar la lección y me pedía que me acercara a su mesa para leer cerca de él. Entonces, comenzaba a tocarme”, relata. Poco después, descubrió que el religioso también hacía lo mismo con dos compañeros suyos. “No fuimos capaces de denunciar en su momento. Hubiésemos cometido un sacrilegio”, explica. “He intentado escribir sobre ello, pero nunca he logrado acabar nada. Es un tema complicado, pero que tiene que salir a la luz. No me importa dar la cara y contarlo para que la gente sepa lo que sucedió allí”, dice. En el San José también trabajaron como profesores tres maristas investigados por abusos en los colegios gallegos: el hermano Primitivo Castellanos, el hermano Agustín y el hermano Miguel. León forma parte de la misma provincia marista y era frecuente que, dentro de ella, se trasladaran de un centro a otro.

Juan Pérez (nombre ficticio) también estudió en ese colegio una década después. Asegura que entre 1977 y 1983, tres religiosos abusaron de él: los hermanos Antonio María, El Pilila, uno al que llamaban Bos y el hermano Onofre. Este último, asevera, le pidió que se quedase después de un examen: “En la clase, solos, empezó a abrazarme y sobarme. Me decía que me había visto copiar en el examen y que igual no lo tendría en cuenta. Hasta intentó tumbarme haciéndome una zancadilla”. El hermano Onofre, fallecido en 2018, pasó por centros de la orden en Madrid, Toledo, Ourense, Brive (Francia), Oviedo y La Coruña.

El hermano Antonio María, El Pilila, era el encargado de la enfermería. Allí, según el testimonio de Pérez, pedía a los alumnos que se quitasen las ropas y les tocaba: “Siempre que ibas por alguna lesión o dolor, todo se focalizaba en un masaje en la zona de los testículos. Incluso con esguinces de tobillo o dolores de cabeza. Era vox populi”. El hermano Bos, que según la orden es el único que sigue vivo de los acusados en este colegio, era profesor de Matemáticas y Música, además de responsable del grupo scout. “En clase, pensando que no se veía lo que pasaba detrás de su mesa, se acariciaba los testículos y el pene sin bajarse el pantalón. Además, durante los exámenes, a cambio de caricias ‘te ayudaba’ a resolver los ejercicios”, relata la víctima. Este exalumno también relata que el hermano Juan José, apodado El Tomate, visitaba las habitaciones de los internos con una linterna por las noches. “Se le sorprendió acariciando a algún interno. Por ello se le destinó a otro sitio”, cuenta.

En León, pero en otro colegio de la orden, el internado Champagnat, otro exalumno, J. R. V., de 60 años, fue testigo en 1976 de los abusos del hermano José Luis, también en el dormitorio común. “Era nuestro tutor y dormía al fondo. Allí estábamos 80 o 90 niños. A veces salía por las noches y tenía elegidos a dos. Se acercaba a tocarles, pero una vez se los llevó a su habitación. Salieron llorando, se metieron en sus literas llorando. Luego nos lo contaron. Era algo sabido y un día tuvo una discusión a voces con otro fraile, que le dijo: ‘¡Nunca más, me oyes, que ya te echaron de Tui por eso!”. Pero, según su relato, no cambió nada. Este clérigo, fallecido en Valladolid en 2016, había estudiado para ordenarse en Tui, y luego pasó por Salamanca, Villarrín de Campos (Zamora), Oviedo, A Coruña, Ourense, Lugo y Vigo.

El caso que ha hecho salir a la luz más víctimas es el del hermano Esteban Villalba Astarriaga en el colegio Fundación Jado de los maristas en Erandio (Bizkaia) y en El Salvador de Bilbao. Era profesor y entrenador de baloncesto y balonmano, y su mote era El Pelamingas. Este diario ha hablado con tres antiguos alumnos que le acusan, pero al menos nueve más han denunciado abusos en redes sociales. Álvaro de la Puerta dice que le ocurrió en el curso de 1977 a 1978 en Bilbao: “Siempre se metía en los vestuarios después del entrenamiento”.

En Erandio, J. B. R. tenía 11 años cuando el hermano Esteban se cruzó en su infancia en 1964. Era su tutor y único profesor de todas las materias en segundo de bachiller: “Tuve la inmensa desgracia de padecer sus abusos sexuales. Te tocaba el pene metiendo la mano por debajo del pantalón corto, y presionaba mi mano en el pupitre con su pene erecto a través de la sotana. Nunca lo hablé con nadie, fue un trauma muy fuerte. Para mí lo más vergonzoso es que la orden no reaccionara para nada, su pasividad ante unos hechos que todo el mundo conocía. Cuando dejé el colegio, cinco años más tarde, seguía impartiendo docencia y con la misma fama”.

1 comentario:

Juan Moreu dijo...

https://elpais.com/sociedad/2021-08-08/tu-has-venido-a-la-orilla-el-cura-que-compuso-las-canciones-de-misa-mas-famosas-acusado-de-abusos.html

Aquí va un enlace reciente donde una vez más los testimonios ponen de manifiesto la labor de esta puta iglesia llena de pederastas y ladrones... Y digo puta iglesia porque se prostituye con el silencio y la complicidad...