lunes, 27 de diciembre de 2021

ABUSOS A NIÑAS

Tomado de elpais.com
 
La investigación de los abusos en la Iglesia que EL PAÍS comenzó en 2018 ha contabilizado hasta ahora 602 casos —cada uno hace referencia a un acusado— y 1.237 víctimas desde los años treinta. La contabilidad que lleva este diario es la única existente en España, ante la ausencia de datos oficiales o de la Iglesia y el desinterés general de las instituciones en investigar esta lacra. De esa cifra, 93 denuncias pertenecían a mujeres, lo que representa el 15,1% del total de los casos. Las órdenes religiosas implicadas incluyen los escolapios, los maristas, los agustinos, los paúles y los viatores, entre otras. Afectan a varias diócesis, entre las que están las de Madrid, Bilbao y Barcelona. Entre los victimarios, han sido denunciados curas, párrocos y profesores.

E. F., de 50 años, estudió en el Colegio San Viator de Madrid, de los viatores, desde primero hasta tercero de BUP, a finales de los años ochenta. Estuvo allí de los 14 a los 17 años: “Me fui porque no aguantaba más. El acoso por parte de alumnos y profesores, que eran clérigos, era brutal. Podías ser insultada, sobada y manoseada, con el beneplácito de los adultos, que no hacían nada al respecto”. E. F. entró al centro tres años después de que lo hicieran mixto, y era una entre las cinco o seis chicas que había por clase, de unos 45 alumnos: “No sabían cómo tratarnos, no estaban acostumbrados a nosotras”. Relata que sus compañeros les tocaban “el culo y las tetas”, les metían mano en cualquier rincón, les gritaban marranadas, gemían cuando las veían, hacían agujeros en las paredes de los vestuarios para observarlas mientras se cambiaban...

Pero eso no era lo peor. E. F. acusa a tres religiosos profesores del centro de acoso y abuso. Uno es J. M., apodado El Quinielo, “porque nos tocaba a todas”. “Era un cura que nos daba religión. En medio de un examen me subió la camiseta y me desabrochó el sujetador, mientras me acariciaba la nuca y los brazos. Todo delante de mis compañeros, que se reían a carcajadas”. Otro acusado es S. F. (fallecido), que era profesor de Biología: “Se enamoraba presuntamente de ti y te mandaba cartas de amistad especial. En una limpieza encontré varias de ellas. Fuera del contexto y desde los ojos de una mujer adulta, me dejó helada lo que ponían. Estamos hablando de un hombre de 35 años y una niña de 14″. Por último, señala a un tercero, Santiago Fernández, que impartía Matemáticas: “Era el peor. Era un sádico y un misógino. Instaba a que se nos despreciara y ninguneara por ser chicas y, mientras, se enrollaba cada año con la chica más popular o guapa del curso. Literalmente tenía alumnas con las que se iba de la mano, se enrollaba en las fiestas, se acostaba con ellas”.

Fernández, que había estado en el colegio de los viatores en Valladolid, regresó años después a esta ciudad y fue rector de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, donde protagonizó un sonado escándalo: fue denunciado por abusos sexuales por su secretaria y tuvo que dimitir en 2003. Fue condenado en 2005 a una multa de 16.000 euros por un delito continuado de abusos sexuales. En el juicio, precisamente, testificó una alumna del colegio de San Viator de Madrid, G. R. V., que le acusó de tocamientos y acoso a las alumnas en 1995, cuando ella tenía 16 años. Declaró durante 50 minutos, según reflejó entonces la prensa local. Narró cómo, por no ceder a su acoso, Fernández la suspendió todo el curso de su asignatura de Física, mientras sacaba sobresalientes en el resto de materias. Aseguró que lo puso en conocimiento de la dirección del centro. Al ver la noticia del juicio de Valladolid en los diarios, se puso en contacto con la denunciante para prestarle su apoyo.

Este diario ha contactado con los viatores, quienes dicen conocer solamente un caso de abusos sexuales por parte de miembros de su congregación, el sonado escándalo de José Ángel Arregui Eraña, que se destapó en 2010. El abogado de la orden asegura que investigarán el caso de E. F. Sin embargo, según ella, todo el colegio, incluido los profesores, tenía conocimiento de lo que ocurría allí: “Fue tan escandaloso que vino un alto cargo de la congregación de viatores de Vitoria a poner orden. Pero todo siguió igual”.

1 comentario:

Juan Moreu dijo...

En el internado de Huesca nunca hubo chicas pero algunos putos pederastas hacjan diariamente de las suyas... A ver si el Banaps canta algún día...