"El progresismo es un virus". El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, se marcha. De Euskadi, y de las quinielas para alcanzar puestos de responsabilidad en la Iglesia española. En una jugada que muy pocos obispos españoles conocían, el Papa ha nombrado a Munilla obispo de Orihuela-Alicante, alejándole de la posibilidad de convertirse en arzobispo de Pamplona (cabeza de la provincia eclesiástica vasca) o de entrar en otras ternas para liderar los arzobispados de Valencia, Santiago o Valladolid. Un 'destierro' honroso (algunas fuentes llegaron a colocar al obispo en Ciudad Rodrigo o Calahorra), pero que deja a las claras que, al menos mientras Bergoglio sea Papa, las posibilidades de promoción del polémico prelado –y de compañeros de fatigas ultracatólicas como Jesús Sanz (Oviedo), Demetrio Fernández (Córdoba) o Juan Antonio Reig (Alcalá de Henares)– son nulas.
"El progresismo es un virus". El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, se marcha. De Euskadi, y de las quinielas para alcanzar puestos de responsabilidad en la Iglesia española. En una jugada que muy pocos obispos españoles conocían, el Papa ha nombrado a Munilla obispo de Orihuela-Alicante, alejándole de la posibilidad de convertirse en arzobispo de Pamplona (cabeza de la provincia eclesiástica vasca) o de entrar en otras ternas para liderar los arzobispados de Valencia, Santiago o Valladolid. Un 'destierro' honroso (algunas fuentes llegaron a colocar al obispo en Ciudad Rodrigo o Calahorra), pero que deja a las claras que, al menos mientras Bergoglio sea Papa, las posibilidades de promoción del polémico prelado –y de compañeros de fatigas ultracatólicas como Jesús Sanz (Oviedo), Demetrio Fernández (Córdoba) o Juan Antonio Reig (Alcalá de Henares)– son nulas.
Pero la difícil herencia que Munilla deja a su sucesor excede lo eclesial: según denunciaron en su día sectores de la Iglesia vasca, el obispo 'hipotecó' la diócesis, llegando a vender el edificio de la Curia y trasladando las oficinas al Seminario. También cedió el uso de terrenos parroquiales para la construcción de edificios de lujo, como adelantó elDiario.es, para tratar de frenar un agujero económico que podía alcanzar el millón de euros. La oposición que se fue generando frente a la opacidad de las cuentas y las decisiones económicas del obispo llevaron a buena parte de su congregación a rebelarse ante quien amenazaba con transformar la diócesis "en un negocio hotelero".
En la actualidad, el obispo era uno de los principales defensores de organizaciones como HazteOir y su entorno, vinculados a El Yunque, por considerar que eran los únicos que defendían las esencias católicas con su denuncia de la "ideología de género", sus campañas contra la ley trans o las manifestaciones contra el aborto y la eutanasia. Algo que, desde su nuevo destino, nadie duda que seguirá fomentando.
1 comentario:
Pero qué tranquilos se han quedado los donostiarras adictos a esa secta al conocer la noticia... Se han librado de un hijo puta de cuidado, narcisista televisivo y macho cabrío amanerado
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