En el documento (el “plan director” elaborado por la iglesia) además de incidir en que la titularidad del templo pertenece a la Iglesia en virtud de la inscripción en el Registro de la Propiedad y porque “ha venido poseyéndola en concepto de dueña desde la reconquista de la ciudad en 1236″, defiende la prevalencia del “uso cultual, frente al cultural” del edificio por tratarse “de una iglesia cristiana desde el punto de vista funcional y de una catedral desde el punto de vista espacial y arquitectónico”. “El edificio es fundamentalmente una mezquita, se pongan como se pongan”, señala Susana Calvo, profesora titular de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. “La claridad arquitectónica y artística del edificio no está en su parte católica, está en su parte islámica, eso es lo que le da toda la singularidad, pero a la Iglesia eso le molesta profundamente y de ahí toda la campaña para postergar esa identidad islámica del edificio”, abunda Alejandro García Sanjuán, catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Huelva y otro de los firmantes del informe sobre la titularidad de la mezquita.
En la declaración que reconocía a la mezquita como Patrimonio de la Humanidad, la Unesco destacó “sus características de monumento único, en el que la arquitectura árabe de sus más esplendorosos tiempos recibe el abrazo de las posteriores construcciones cristianas, con lo que se recrece en una inusitada hermosura”. El relato que el Cabildo reitera en las informaciones turísticas y en el Plan Director incide en presentar como anterior a la mezquita un “complejo que fue una de las principales sedes episcopales de la Antigüedad Tardía, una región temprana e intensamente cristianizada”. Una afirmación que no ha sido científicamente contrastada, tal y como advierte Calvo: “Tenemos una serie de estructuras que todavía no nos dejan trazar lo que es el plano de ese espacio episcopal. Pero decir que la mezquita es una reconversión de una iglesia no tiene sentido, va en la línea de esa cristianización”. “Una cosa es la teología, otra la fe y otra la historia, y la mezquita no es mezquita ni catedral, es patrimonio de la humanidad y su discurso debería ser ese: un bien de interés cultural en el que, además, se da misa. Es como si el foro de Roma se quisiera explicar desde la perspectiva de los mártires cristianos o de las acequias etruscas”, zanja Antonio Monterroso, profesor del Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba.
“A mí no me preocupa tanto la interpretación del edificio, ya se verá cómo se contrarrestan los relatos. Lo que me preocupa es el edificio físicamente y que se llegue a enmascarar tanto con elementos religiosos que no quede claro lo que es para un neófito”, indica Calvo, que hace alusión a la supresión de la celosía, cuya recuperación no se incluye en el Plan Director, a la instalación de una plataforma metálica antes de la pandemia vinculada al acceso de las hermandades, a la proliferación de altares e imágenes religiosas o la visita nocturna “eminentemente católica”. El Plan Director del Cabildo, sin embargo, no solo encumbra estas acciones, con epígrafes específicos dedicados a la Semana Santa, sino que asigna la gestión de toda la actividad cultural a la Fundación Osio, dependiente del obispado, y recalca que “el culto ha sido el motivo de su origen y la causa de su mantenimiento a lo largo de los siglos”. “Quienes han hecho las principales intervenciones de conservación han sido el Gobierno y la Junta, así que algo deberán también influir”, cuestiona la historiadora.
N.R.se ponga como se ponga Demetrio y sus secuaces, lo que el común de la gente va a visitar es una mezquita con un zarrio de iglesia en medio y no al contrario. Eso sí adornado en la entrada como "donativo" que sin ningún control se quedan ellos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario