lunes, 20 de marzo de 2023

LA VIDA SALE AL ENCUENTRO

Tomado de elpais.com

El exsacerdote José Luis Martín Vigil, nacido en 1919, jesuita hasta 1958 y que luego siguió siendo cura, fue uno de los escritores más populares de los años sesenta y setenta por sus novelas de temática juvenil. Escribió medio centenar de libros y fue un autor superventas de su época. Abordó temas controvertidos, como el sexo o los curas comunistas, no ocultó su homosexualidad y era crítico con el régimen y la ortodoxia católica. Sin embargo, tenía una parte oscura que en 1976 desembocó en una denuncia por pederastia, que no prosperó, según se ha publicado en varios medios. En realidad, varios artículos publicados a raíz de su muerte, en 2011, señalaron que era un secreto a voces, pero el debate no fue más allá. Ahora, la Compañía de Jesús admite que tuvo dos denuncias de abuso de menores contra él entre 1957 y 1958, cuando estaba en Salamanca, y que a raíz de ello le obligaron a dejar la orden.

No fue expulsado porque se le invitó a irse, resumen fuentes de la congregación, y los jesuitas reconocen que no lo denunciaron a las autoridades. Tampoco saben aclarar, con la documentación disponible, si la orden informó luego de lo ocurrido a la diócesis de Oviedo, donde se trasladó el escritor, que en realidad siguió ejerciendo allí el sacerdocio durante casi una década más. También en la capital asturiana recibió dos denuncias, según el testimonio del exalcalde socialista Antonio Masip, que conoció el caso de cerca. Las acusaciones finalmente llevaron, asegura, a que el entonces obispo, Vicente Enrique y Tarancón, le echara de la diócesis a mediados de los sesenta.

La versión que se extendió de la ruptura de Martín Vigil con los jesuitas fue que se debió a sus posturas progresistas, pero siempre hubo rumores y la orden nunca lo aclaró. La Compañía afirma que no había encontrado este caso en la investigación interna que llevó a cabo a raíz de las investigaciones de EL PAÍS y que concluyó con un informe en 2021. Explica que lo descubrió el año pasado, gracias a la denuncia de una víctima, también referida a su paso por Salamanca. Eso les llevó a revisar sus archivos, indica la congregación, y a dar con la información de las dos denuncias precedentes. Los jesuitas lo han revelado a EL PAÍS, que investigaba el caso de Martín Vigil y ha contactado con este último denunciante.

“Cuando tenía unos 7 años, hasta los 9, más o menos, iba a jugar por las tardes, después del colegio, al edificio de al lado de la Clerecía, la residencia de los jesuitas, que hoy es la universidad pontificia. Había dos organizaciones juveniles, los kostkas, para los pequeños hasta los 16 años, y los luises, para los más mayores. Martín Vigil llevaba los luises, pero como estábamos en el mismo local, a veces aparecía y me llevaba a su despacho. Con la luz apagada, me sentaba en sus rodillas y me hacía tocamientos”, recuerda José Ignacio Sánchez, de 78 años, aún vecino de Salamanca. Asegura que sucedió en varias ocasiones.

Martín Vigil pasó dos años por el colegio Apóstol Santiago de la orden en Vigo, y luego estuvo en Salamanca entre 1955 y 1958. Cuando llegó a la ciudad ya era conocido por sus primeras novelas y se hizo muy famoso por sus misas en la Clerecía. Era una figura carismática y admirada. En sus memorias, Los días contados (1993), abundan las páginas sobre sus relaciones con adolescentes y sobre su etapa en Salamanca, como capellán de la congregación mariana de los luises, cuenta que entonces tenía a su cargo unos 500 jóvenes. Explica cómo allí, “en un contacto íntimo y vario con chicos”, se dio cuenta de que la juventud española estaba “desinformada y obsesionada” con el sexo.

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