Tomado de elpais.com
Un tribunal de Lyon ha condenado este lunes a cinco años de cárcel firme por abusos contra menores al antiguo sacerdote Bernard Preynat, cuyo caso ayudó a destapar el silencio de décadas de la Iglesia católica francesa en torno a la pederastia en sus filas y provocó también la caída de uno de sus jerarcas más influyentes, el antiguo arzobispo de Lyon Philippe Barbarin.
“Por fin me siento liberado”, declaraba a la salida de la lectura de la sentencia, celebrada a puerta cerrada por el coronavirus, Pierre-Emmanuel Germain-Thill, una de las víctimas de Preynat cuyo caso, al no haber prescrito aún, permitió llevar al religioso de 75 años ante la justicia. Sus palabras, recogidas por la Agencia France Presse, no fueron casuales. Germain-Thill es uno de los fundadores de Palabra Liberada, la asociación de víctimas de pederastia en la Iglesia francesa que surgió a raíz del caso Preynat —y relatada en la película Gracias a Dios de François Ozon— que contribuyó ampliamente a que la pederastia en la Iglesia se convirtiera en un tema nacional en Francia.
Con la condena a Preynat, que es menor a los ocho años que pedía la fiscalía y cuya defensa en principio no piensa apelar, se cierra efectivamente un gran capítulo del escándalo de pederastia que arrastra la Iglesia francesa desde que se destapó el caso de este religioso de Lyon, en 2015, y que ha llevado a la institución a pedir a una comisión independiente que investigue todos los posibles casos de abusos en su seno desde 1950. Preynat era un sacerdote —hasta que el verano pasado la Iglesia lo redujo al estado laical, la máxima pena para un religioso prevista en el derecho canónico— adscrito casi toda su carrera a la diócesis de Lyon. Según ha admitido, abusó entre los años 70 y 80 de decenas de menores cuando dirigía un grupo scout católico de la región.
El escándalo estalló cuando algunas de sus antiguas víctimas averiguaron, por casualidad, que Preynat, quien tras admitir los hechos a sus superiores había sido supuestamente apartado en los años 90 de tareas parroquiales, seguía asumiendo 25 años después labores que lo mantenían en contacto con niños. Las víctimas pidieron ayuda al entonces arzobispo de Lyon, el cardenal Barbarin, y al no actuar con suficiente presteza acudieron a la justicia contra Preynat y contra el arzobispo, juzgado en un juicio aparte el año pasado por ocultamiento de abusos de menores. Barbarin, quien inicialmente fue condenado a seis meses de cárcel sin exención de pena, acabó siendo absuelto el pasado febrero. Aun así, el caso ha acabado con la carrera de este hombre, considerado en su momento el religioso más poderoso de Francia y hasta papable: a comienzos de este mes, el papa Francisco aceptó finalmente su dimisión como arzobispo de Lyon y este declaró que esperaba poder pasar por fin página.
Un sentimiento que, con la sentencia ahora de Preynat, comparten también sus víctimas. “Espero que ahora sí se pase una gran página. Tenemos ganas de pasar la página de este caso y de continuar a construir nuestras vidas”, declaró Germain-Thill.
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