Tomado de eldiario.es
Misas a puerta cerrada, sin fieles salvo pequeñas excepciones. La situación de la Iglesia en España no es, ni mucho menos, única en Europa. El coronavirus ha provocado que en la totalidad de los países del Viejo Continente se hayan cerrado al culto iglesias, mezquitas o sinagogas, en algunos casos con medidas mucho más restrictivas que en nuestro país. Eso sí, sin que los curas se hayan rebelado contra las autoridades, como sí ha sucedido en España, donde las fuerzas de Seguridad han tenido que intervenir hasta en siete ciudades distintas para frenar misas clandestinas que violaban el Estado de Alarma.
En Francia, Alemania o Polonia no ha habido sacerdotes que se hayan saltado el confinamiento ni se ha tenido que interrumpir una celebración en una catedral ante el mismísimo arzobispo (como sucedió en Granada), ni asociaciones ultras denuncian al Gobierno como ha hecho Abogados Cristianos.
Nuestro país no es, ni mucho menos, el más restrictivo. Lo cierto es que el Real Decreto aprobado el pasado 14 de marzo no impide las misas -con las naturales precauciones de seguridad y salubridad, y con un número reducido de fieles-, pero sí dificulta, y mucho, que un fiel pueda dirigirse al templo para participar en las mismas.
La postura de la práctica totalidad de los obispos españoles (salvo Reig Plá) -que han llamado a los sacerdotes a celebrar misas sin público y a los fieles a seguirla a través de los medios de comunicación o redes sociales- no impide que desde la Conferencia Episcopal ya se hable de una posible 'desescalada' que permita volver a celebrar el culto en la tan cacareada 'nueva normalidad'.
¿Qué sucede en el resto de Europa? En casi todos los países las misas públicas están prohibidas, en muchos casos con dictámenes mucho más restrictivos que en nuestro país. Italia, Alemania, Francia... los grandes países europeos han seguido las recomendaciones del Vaticano, que sigue -a su pesar- el mismísimo Papa Francisco. Aunque todos sueñan con un progresivo regreso a los sacramentos. De hecho, el Vaticano celebró ayer una reunión para preparar la desescalada, que se prevé comience -en Italia y la Santa Sede- a partir del 4 de mayo.
En Francia, los cultos públicos también están prohibidos indefinidamente. Las medidas se mantendrán en vigor, al menos, hasta el 11 de mayo. Sólo entonces se podría facilitar la desescalada, que también afectaría a los templos.
En Polonia, el país “más católico” del este de Europa, sólo se permiten servicios con un máximo de cinco fieles en cada templo. De lo contrario, las autoridades pueden disolver la celebración como “asamblea no autorizada”. Es algo que puede cambiar en las próximas semanas si, como parece, Polonia comienza la desescalada.
En la República Checa las misas abiertas están prohibidas. La solución, como en nuestro país, son las transmisiones online. En Dinamarca las iglesias también están cerradas, aunque el gobierno podría permitirlas a partir del 10 de mayo. Por el momento, bautizos, bodas y funerales pueden celebrarse, pero con un número limitado de diez personas. Mientras, en Austria los servicios de culto público podrían volver a ser posibles a partir del 15 de mayo, aunque deberán aplicarse amplias medidas de seguridad, desde la distancia entre los fieles al uso de mascarillas y geles de manos. En cambio, en Suiza no habrá culto público, al menos, hasta el 8 de junio.
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