Tomado de publico.es
La Iglesia católica ha ido tejiendo en España a lo largo de los años una espesa red asistencial, de la que forman parte decenas de hospitales, pertenecientes a distintas órdenes o movimientos religiosos. Aunque compiten a cara de perro con las empresas privadas, la mayoría de esos hospitales tienen la consideración de entidades sin ánimo de lucro, lo que les proporciona jugosas ventajas fiscales.
Sobre su número exacto existen algunas discrepancias, que se explican por las distintas metodologías que utilizan las organizaciones que emiten datos al respecto. Según la última Memoria de Actividades de la Conferencia Episcopal, correspondiente a 2017, ese año había en España 66 hospitales de la Iglesia. Sin embargo, el Catálogo Nacional de Hospitales de 2019, que elabora el Ministerio de Sanidad, los cifra en 59.
Esos 59 hospitales representan un 7,3% de los 806 que recoge el catálogo y prácticamente todos son de tamaño medio (menos de 500 camas), como ocurre en general con los hospitales privados. Más de 500 camas sólo tienen actualmente 75 centros en España, de los que 48 pertenecen al Sistema Nacional de Salud, y superan las mil nada más que 17, todos ellos públicos menos uno.
Aunque detrás de ellos haya entidades sin ánimo de lucro, que en teoría reinvierten sus beneficios en mejoras asistenciales, los hospitales católicos operan en un mercado muy competitivo, que maneja 36.000 millones de euros al año (más de un tercio del gasto sanitario global) y donde los conciertos con la Administración y los acuerdos con las aseguradoras son importantes fuentes de ingresos.
Un 43% de los hospitales privados tiene algún tipo de concierto para prestar servicios por cuenta del Estado, porcentaje que se eleva al 61% en el caso de los médico-quirúrgicos y al 51% en el caso de los generales. Para negociar con más fuerza, se han producido algunos movimientos estratégicos, como la constitución del grupo Hospitales Católicos de Madrid, que nació en 2014, siendo arzobispo de la diócesis el cardenal Rouco Varela, y que hoy integra nueve: La Milagrosa, Nuestra Señora del Rosario, San Miguel, San Rafael, Santa Elena, San Francisco de Asís, Beata María Ana, Benito Menni y el hospital de la Venerable Orden Tercera (VOT) de San Francisco de Asís.
Entre sus propietarios figuran las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, una pequeña congregación con apenas un millar de religiosos en todo el mundo; la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, con algo más de 1.200; el Instituto de Franciscanas Misioneras de María, y las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
El hecho de que estas organizaciones religiosas compitan por los recursos sanitarios no es visto con buenos ojos por algunas empresas privadas, que lo consideran una suerte de competencia desleal, debido a las ventajas fiscales de que disfrutan en razón de su carácter benéfico. Como parte de la Iglesia católica, están exentas del IBI, y disfrutan de exenciones parciales del Impuesto de Sociedades y del Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras, entre otros.
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