Tomado de infovaticana.com
Vivimos en un momento en el que hay quienes se afanan en un poder que se quiere perpetuar a cualquier precio, sin ningún principio moral, sino construido desde el engaño y la mentira, desde las alianzas con quienes deshacen la historia de un pueblo para falsearla, desde la inconfesable pretensión de imponernos sus postulados valiéndose de cualquier artimaña por obscena o tramposa que sea con tal de conseguir lo que se pretende, aunque sea censurando nuestros derechos más elementales”.
Así de contundente se mostró el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en una carta publicada ayer en la página web del arzobispado asturiano. “Miran ellos la historia con los tres tiempos verbales completamente pervertidos en su relato”, asegura Sanz Montes. Según el prelado miran el pasado con resentimiento, “para reescribirlo diciendo que sucedió lo que a ellos les hubiera gustado, exhibiendo una honestidad demasiado deudora de sus flagrantes mentiras”
El presente se construye “desde el engaño de quien impunemente se contradice sin ningún rubor, diciendo digo donde dijeron diego, para sacar tajada de cualquier complicidad vendiéndose al mejor postor en sus torticeras patrañas usando de la insidia que enfrenta y divide un pueblo”, señala el arzobispo de Oviedo.
Según Sanz Montes, el futuro “se prepara desde la impostura excluyente de todo y de todos los que nos sean de los suyos, controlando el pensamiento, el sentimiento y la libertad, persiguiendo una educación que no coincida con su ideología”.
De esta manera, el pasado, el presente y el futuro, usados como herramienta para cambiar la sociedad “por parte de estos lacayos de sí mismos, reyezuelos advenedizos que nos imponen su dictadura inmoral, sus mentiras compulsivamente repetidas, su hoja de ruta revolucionaria”, afirma el prelado español.
“Nos lamentamos, pero también debemos saber reaccionar, contra el cerrojo legislativo en tiempos de pandemia que se nos quiere imponer con una ley de educación abusiva y totalitariamente impuesta, sin escuchar a nadie de los interesados”, afirma el arzobispo.
“Son demasiadas familias burladas, despreciadas, en nombre de una ideología que pretende labrar un futuro controlando la nueva generación domesticada para sus fines, una vez que han querido reescribir el pasado y pervertir el presente. Es conocida esta revolución que tanta muerte y destrucción ha descrito en su reciente historia”, escribe.
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