Carta del arzobispo de Oviedo (uno de los representantes del nacionalcatolicismo) titulada la sombra alargada de nuestro ciprés:
En estos días de comienzo de noviembre, la sombra de nuestro ciprés sigue siendo muy alargada. Son sombras aciagas ante la impostura de una pandemia que siembra a diario la muerte en tantas personas, hiere a los contagiados que luego tendrán secuelas, mientras astilla a médicos y sanitarios y cuantos los ayudan de tantos modos, hasta la extenuación más dura. Medidas hay que tomarlas, incluso drásticas y audaces para intentar paliar y parar el mal que nos atenaza. Pero nadie debería ampararse en la sombra del ciprés de nuestros males, para imponerse impunemente con sus leyes ideológicas y sus formas mentirosas, confinando nuestros derechos y conculcando nuestra libertad. Mezclar la responsable ayuda y las urgentes medidas necesarias con un abusivo atrincheramiento fuera de todo control parlamentario durante meses, tiene ribetes de preocupante deslizamiento hacia formas tan poco democráticas que arriesgan en convertirse en dictatoriales. Bienvenidas las medidas inspiradas en el consejo de personas competentes por su saber científico, epidemiológico y de seguridad ciudadana, no en trágalas políticos y partidistas.
La sombra del ciprés es siempre alargada. Pero la enfermedad y la muerte no tienen la última palabra. Los cristianos no creemos en la vida larga, sino en la vida eterna. Y es la que en estos días primeros de noviembre recordamos mirando a todos los Santos y rezando por nuestros difuntos. Sabemos que nuestra vida está en las mejores manos, las de un Dios que nos tiene cerca, nos mira con ternura y a través de los cipreses cuela la esperanza disolviendo nuestras sombras.
1 comentario:
No hay nada que comentar. De este energúmeno ya sabemos lo que se puede esperar. Pobres asturianos!!!
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