Por todos aquellos que se quejan y por todos aquellos que siguen descansando en cunetas y a cuyos familiares se les ponen trabas para sacarlos de fosas comunes, de parajes inhóspitos y lugares de pena sin localizar, a los segundos, repito mi reconocimiento (a los que ese tipo mandó "dar café" y a sus familias), y a los primeros, a los que se oponen y se quejan, pues que os den morcilla.
Y a la iglesia católica, que ha mantenido a ese tipejo enterrado frente a su altar sin poner ni una sola pega, e incluso se ha opuesto a su exhumación, pues las gracias por saber dónde se han situado siempre, antes del 36 y después del 36.
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