El año 2024 que ahora acaba ha sido, para la Iglesia católica belga, un annus horribilis en el que se ha visto confrontada a una de sus peores pesadillas: la pérdida de feligreses, reflejada en un récord absoluto de apostasías. Ni siquiera la visita a Bélgica de Francisco, la primera de un papa en casi 30 años, ha calmado el monumental enfado de los belgas con el estamento católico de su país, y con Roma. En realidad, su viaje tuvo el efecto contrario.
Las disculpas públicas de Francisco por los casos de pederastia en la Iglesia fueron consideradas insuficientes. Además, se vieron opacadas por las durísimas palabras del argentino contra el aborto (llamó “sicarios” a los médicos que lo practican) y por su posición ultraconservadora sobre el papel de la mujer en la sociedad, algo que le recriminó hasta la Universidad católica de Lovaina. Unas declaraciones “inaceptables”, condenó también el primer ministro en funciones, el liberal Alexander De Croo, que convocó al nuncio apostólico y pidió “respeto para las mujeres, que deben poder decidir libremente sobre su cuerpo sin injerencia de la Iglesia”.
Por su parte, la ciudadanía reaccionó disparando aún más las apostasías. Todo ello en un año ya de por sí récord: según datos de la propia iglesia belga, entre el 1 de julio de 2023 y el 30 de junio de 2024, recibieron 14.251 demandas. Una tasa diez veces por encima de la media y que hasta triplica anteriores picos. En vista del reguero de nuevas peticiones de ser borrados del registro bautismal tras la visita papal, muchos pronostican que la cifra seguirá aumentando durante un 2025 que llega sin que se hayan calmado los ánimos ciudadanos.
“Creo que va a haber un movimiento muy significativo, vemos que hay un sentimiento de cólera”, vaticina Hervé Parmentier, secretario general adjunto del Centro de Acción Laica, una organización francófona que lucha por la defensa y promoción de la laicidad.
Cólera es lo que también siente Lectrr, seudónimo de Steven Degryse, un conocido dibujante de cómics, animador, guionista y columnista flamenco que fue una de las primeras figuras públicas que anunció su decisión de apostatar. “Era la única manera de decir basta, fue una expresión de puro asco”, explica por correo electrónico. El 98% de las demandas de apostasía del último informe de la Iglesia belga proceden de Flandes, la región más conservadora del país, y de Bruselas. Fue sobre todo una reacción a la emisión, el otoño de 2023 en la televisión flamenca, del documental Gotvergeten (Los olvidados de Dios), que también ha disparado nuevas denuncias de abusos en esta región (126 casos, el 76% del total).
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