En 2013, la viuda de Tito Lectoure, Ernestina Devecchi, falleció sin hijos y para sorpresa de sus sobrinos le dejó en herencia el mítico estadio Luna Park, monumento histórico nacional desde 2007, a la Iglesia católica. Stadium Luna Park SA está bajo control del Arzobispado de Buenos Aires, a cargo de Jorge García Cuerva, y la Congregación Salesiana. Esta sociedad es la que el pasado 23 de octubre firmó una carta de intención para concesionar por 20 años, con la opción de prorrogarlo por 20 más, el estadio y ampliar su capacidad de los 8.400 espectadores actual a 14.030 –según consta en el contrato- con Live Nation Entertainment, la mayor productora mundial de espectáculos en vivo, y DF Entertainment, cuyo 51% pertenece a este gigante estadounidense y cuya minoría accionaria permanece en manos de su fundador, Diego Finkelstein.
el proyecto de remodelación prevé la construcción integral de una nueva obra interna que cumpla con todos los requisitos de un estadio moderno respetando la historia del lugar”. “Para esto se ha contemplado el aprovechamiento del espacio del espacio subterráneo y aéreo disponible a fin de optimizar la utilización de las instalaciones”, continúa el folleto.
La palabra “demoler” asusta a quienes se oponen al proyecto. Pero en la página 13 se indica que “sabiendo que el estadio es un monumento histórico nacional, el gerenciador actuará en todos los casos con respeto a las obligaciones que dicho carácter impone”. También se aclara que el acuerdo está supeditado también a la aprobación del Vaticano, allí donde reina un porteño conocido, el papa Francisco.
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