Recordando a Millet (I)

- Vete a Barcelona y averigua que pasó con el dinero que se llevó Millet, fue la orden que recibí del cónclave anticlerical.
Compré una gabardina, me puse la boina que me regaló Melastre y me dirigí al Palau. Tras una hora de espera en medio de pertinaz lluvia --boinas Elósegui, impermeabilizadas--, conseguí entrar; nada mas hacerlo me di de bruces con el cartel que ilustra la entrada del blog. Como no sabéis catalán, os voy a traducir la primera linea, dice así: "Tened cuidado, no vaya a aparecer un cura, o el propio Millet y os robe hasta los calzoncillos bossa (marca brasileña).
Interrogué a varios empleados y ninguno supo darme referencias del dinero, ni de los ladrones, por lo que tuve tiempo para una visita cultural. Inciso: con el dinero del Palau no sé que pasó, pero con el mio sí, como había dejado de llover, y la temperatura era suave me tomé una cerveza en la terraza: tercio, Damm, no había otra: 4,7 €. Por ese precio, en mi pueblo, sale el mariachi e interpreta "Clavelitos".
La burguesía catalana, culta y con buen gusto, contruyó en el siglo XIX, algunos monumentos de gran interés, como el Palau, del arquitecto Domenech, merece verse. El modernismo catalán, del que no soy conocedor, salvo pequeñas cosas de Gaudí, me parece recargado pero no dejo de admirar su trabajo y belleza. En Güesca,  el monumento, para mí, más emblemático, "Las Pajaritas", fue paradójicamente, obra de un anarquista, Ramón Acín, al que fusilaron los fascistas en la tapia del cementerio, pero su obra permanece.
Pensé robar al ladrón e intenté arrancar una estatua del tio-abuelo de Millet. En esas estaba cuando se acercó un segurata:
- ¿Qué está haciendo?
- Soy un gran admirador de Millet y abrazaba su estatua
- ¡Aquí NO está permitido abrazar estatuas!
- No le pregunté donde SÍ está permitido.


Continuará...