Tomado de elpais.com
Los católicos de la Amazonia han logrado que el Vaticano debata oficialmente una propuesta para ordenar a hombres casados como sacerdotes; y a mujeres como diáconas. Recogieron el guante del Papa cuando convocó a sus obispos a un sínodo y les pidió propuestas “valientes e innovadoras” para proteger la naturaleza y a los moradores de este territorio inmenso, de parroquia dispersa, falto de curas y de vocaciones, y terreno fértil para los evangélicos. La cita es este octubre en el sínodo de la Amazonia, que se celebra a 9.000 kilómetros de aquí, en Roma.
Si Francisco bendice la propuesta, sería un paso con potencial revolucionario porque significaría el fin del monopolio del celibato adoptado hace un milenio en la Iglesia católica, apostólica y romana. El sínodo, en el que el Pontífice y los obispos amazónicos también debatirán sobre cómo proteger a las poblaciones nativas y este riquísimo conjunto de ecosistemas, tiene tan ocupados como esperanzados a los católicos brasileños. Las asambleas preparatorias se suceden hace meses. Una de las últimas fue en Manaos, una de las ciudades más peligrosas de Brasil, que sin embargo tiene un espectacular teatro de ópera herencia del esplendor del caucho.
Antes de partir para Roma, el obispo de São Gabriel da Cachoeira, Edson Damián, de 71 años, detalla durante la reunión de Manaos a quiénes tiene en mente esta propuesta. “Son esos líderes que están al frente de comunidades aisladas, que celebran hace mucho tiempo la palabra, que transmiten la catequesis… Queremos que con la formación debida puedan ser ordenados padres y que la eucaristía esté presente en vez de negarla como ahora”. El documento de trabajo del sínodo, fruto de un largo proceso asambleario en el que han participado 87.000 personas de los nueve países por los que se extiende la región, precisa que esos nuevos curas deberían ser “preferentemente indígenas”, “aunque tengan familia constituida”. Se trata de que los sacerdotes vivan con sus feligreses en las aldeas más aisladas, donde ahora van en esporádicas y fugaces visitas.
No en todos los ritos católicos es sacrosanto el celibato. Ni lo fue siempre en la Iglesia de Roma. “Sería rescatar lo que funcionó durante 1.100 años”, dice por teléfono desde Cruzeiro do Sul, otra diócesis amazónica, su obispo, Flavio Giovenale. Es más solo dos o tres de las 23 ramas del catolicismo no tienen curas casados. A los maronitas de Líbano o los coptos de Egipto el matrimonio no les aparta del sacerdocio. Subraya que también hubo diáconas. Fue siglos antes del descubrimiento de América, adonde los misioneros católicos llegaron de la mano de los conquistadores en 1500. Lo primero que hicieron los portugueses al pisar lo que sería Brasil fue celebrar misa.
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